Hay una realidad
que nos está urgiendo hoy a un cambio de mentalidad y relación, en la forma
como los hombres ejercen relaciones sexuales
violentas hacia las mujeres y como las mujeres y las niñas sufren el abuso del
poder masculino y la violencia en sus cuerpos, este estilo de relaciones socio culturales, son
producto de la cultura patriarcal. Ante esta problemática, surge la necesidad
de reflexionar este contexto desde algunos puntos de vista del ecofeminismo[1]
que plantea un estilo de relaciones sin dominación, sin violencia y sin abuso.
El ecofeminismo, invita a analizar críticamente las
relaciones de dominación que imperan de parte de los varones hacia las vidas de
las mujeres sin importar edades. La tragedia que viven las niñas en Guatemala, son
alarmantes, arrojan una luz roja, que merece nuestra atención, conciencia,
reflexión y acción.
La vida de las
niñas y adolescentes en Guatemala, está siendo robada y truncada, según los
análisis, “de enero hasta el 15 de mayo de este año 2019, 48,408 niñas entre 10
a 19 años resultaron embarazadas en Guatemala”[2],
en la mayoría de los casos, las niñas han sido abusadas por familiares o
personas cercanas. Cuando las niñas han dado su testimonio, dicen que ellas no
han querido esa relación forzada, ni tampoco ser madres.
Esta
espeluznante realidad, confirma el machismo existente en la cultura
guatemalteca que sigue permitiendo que en las familias y fuera de ellas, se
siga abusando del cuerpo y la vida de las niñas y las mujeres como si fueran
objetos sexuales. Ello muestra que la concepción y el nacimiento de muchísimos
niños y niñas, son fruto de la fuerza,
la violencia y las acciones irresponsables de muchos hombres en Guatemala, el
embarazo de niñas y adolescentes, es solo el dato que revela que sigue
sucediendo hoy en día, así como ha venido sucediendo en todas las generaciones y
las que más sufren, son las niñas de las familias más pobres en el área rural o
en la ciudad.
El evangelista
Marcos, recuerda que la hija de Jairo[3],
una niña de doce años muere, la niña simboliza la situación de las niñas y las
mujeres que estaban esclavizadas por las leyes tan duras de pureza, honor y vergüenza de la
cultura judía. Jesús, siendo un hombre judío, consciente de la marginación y
exclusión que vivían las mujeres en su tiempo, contraculturalmente, va a verla,
la toma de la mano, le habla y la libera de la muerte “Talitha qum, “chiquita,
te lo digo a ti, ¡levántate!”[4]
Jesús, ha sabido escuchar, ha sabido ver, ha sabido sentir la injusticia, el
dolor, el abuso, la violencia que las mujeres vivían en aquel tiempo. Y hoy, ante esta realidad angustiante, de
muerte que viven las niñas en Guatemala, porque aunque sigan viviendo, sus
vidas están rotas, destruidas, casi muertas, nos invita a ser capaces de defenderlas
y protegerlas, de sentipensar y hacer como Jesús, levantarlas, liberarlas y
volverlas a la vida, para ello, esta sociedad, debería de preguntarse ¿en qué
estamos fallando?, ¿qué hacer para incidir en esta oscura y dolorosa realidad que
viven muchas mujeres en el país?, ¿cuándo en el Congreso de la República van a
aprobar una ley que las proteja y sancione a los violadores y a los que las
embarazan forzadamente?, ¿cómo educar a los niños y a los hombres para
desaprender la violencia, la dominación y el abuso hacia los más pequeños y
hacia las niñas y las mujeres?
Toda la sociedad
guatemalteca, está llamada a reflexionar que esta violencia está dañando al
país y a las mujeres, que somos más de la mitad de la población guatemalteca,
que si bien es cierto, no todas las niñas y las mujeres sufren esta violencia,
mientras haya una niña que lo viva, el género femenino todo, sigue sufriendo y seguirá
sufriendo el riesgo de padecer las nefastas consecuencias de una violación,
abuso o embarazo no deseado. Estas relaciones, no son normales, tampoco son
queridas por Dios, ni por ningún ser humano que ame la vida, la justicia, la
paz, la igualdad, signos del Reino de Dios, es más, hay que empezar a
rechazarlas, vomitarlas, no consentirlas, detestarlas, hay que denunciarlas,
hay que tomar acciones urgentes para empezar a sanar este cáncer que provocan
muchos hombres en Guatemala.
Así mismo, hay que ayudar a
las niñas y a las mujeres a levantarse, a salir de esas experiencias del mal
que sufren y a optar por la vida en todos los sentidos, solo así, la sociedad
guatemalteca, podrá gozar de relaciones familiares y sociales de respeto, de
amor, de confianza, de diálogo y cambiar el destino de las mujeres, para que
dejen de ser esclavas, objetos sexuales, personas de segunda clase y sean
personas plenamente humanas y con plena
ciudadanía de derechos.
Escrito por: Cinthia Méndez Motta Participante Activa del Núcleo Mujeres y Teología |
[1] Para Geraldina Céspedes, es una corriente que analiza la conexión
entre la crisis ecológica y la crisis del patriarcado y que plantea la lucha
por la sostenibilidad medioambiental y la lucha por relaciones justas y equitativas
entre hombres y mujeres
[2] Según datos del Observatorio en Salud Sexual y Reproductiva (OSAR):
https://osarguatemala.org/embarazos-y-registro-de-nacimientos-de-madres-adolescentes-ano-2019/
[3] Jefe de una sinagoga
[4] Marcos 5, 41
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