lunes, 4 de marzo de 2024

NI UNA MÁS, UN AÑO MÁS

Llegamos nuevamente a marzo, y parece obligado hablar sobre el Día Internacional de la Mujer. Y no es que no tengamos nada más de qué hablar, pero todavía no alcanzamos el objetivo del que hace gala el Movimiento Internacional Revuelta de Mujeres en la Iglesia, nacido en España, que dice: “Hasta que la igualdad se haga costumbre”.

Hoy en día, las mujeres seguimos constatando que, aún no somos iguales en derechos humanos, laborales, ni económicos, así como no lo somos en respeto a nuestra dignidad, justicia, libertad, autonomía. Por eso seguimos alzando la voz… hasta que la igualdad se haga costumbre.

Tampoco olvidamos la terrible experiencia de las niñas quemadas en estas mismas fechas hace ya siete años, el 8 de marzo de 2017, por la falta de atención y seguridad de las personas responsables del cuidado de las niñas que estaban bajo su tutela, irónicamente llamado Hogar Seguro.  A fecha de hoy, la justicia todavía no dicta sentencia sobre los responsables de este drama. Fue una tragedia que saltó a los medios de comunicación y pudimos conocer los hechos y denunciar tan tremenda injusticia. Pero hoy, sigue habiendo tantas niñas y adolescentes que son maltratadas en su dignidad, violadas por sus propios padres, hermanos, familiares varones que rompen sus sueños, apagan su voz y, de alguna manera, acaban con sus proyectos de vida.

Por eso seguimos levantando nuestra voz y nuestras manos exigiendo respeto, justicia y reconocimiento de nuestra dignidad de mujeres, adolescentes, niñas.

Muchas de nosotras somos mujeres de fe, que acogemos el proyecto liberador de Jesús y reconocemos al D**s que Él, desde su experiencia de desierto, descubre, acoge y ofrece para que creamos en ese Padre-Madre, que no hace distinción de personas y amando profundamente a cada una, la llama por su nombre y la reconoce hijo e hija suya, promoviendo una comunidad de iguales. El Proyecto de D**s, inaugurado por Jesús, es que el ser humano tenga vida y vida en abundancia. Entonces, no se entiende que tantos padres, hermanos, amigos, sigan rompiendo vidas de niñas, adolescentes.  

Por eso la pregunta: ¿Es esta realidad la que D**s quiere para cada una de nosotras? ¿Es este plan de vida lo que nos tiene preparado, lo que proyecta para mí? ¿Qué significa, para nosotras las mujeres, que nos digan en nuestras propias comunidades de fe que D**s nos quiere felices? Porque si mi vida ya está decidida por otros, ¿dónde quedan mis proyectos, sueños, esperanzas. ¿En dónde puede descansar mi fe, mi verdadero nombre, ese que D**s tiene pensado desde siempre para mí?

También en marzo, este año, iniciamos un tiempo de reflexión honda sobre nuestras vidas, actitudes, conductas, un tiempo que llamamos de invitación al cambio, a la conversión. También desde aquí invitamos a todas y todos a repensar nuestro espacio y a unir esfuerzos para que nuestra propia identidad y dignidad de mujeres sea reconocida y aceptada. De lo contrario, seguiremos alzando la voz… hasta que la igualdad se haga costumbre.



Chus Laveda
Integrante Núcleo Mujeres y Teología