NUESTRAS
REFLEXIONES Julio 2016
Espacio de promoción y reflexión teológica feminista
Espacio de promoción y reflexión teológica feminista
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En esta ocasión ofrecemos un recurso de la escritura
creativa,
para la reflexión dentro de la Teología
Feminista,
desde
la relectura bíblica y
la hermenéutica de la sospecha.
Del
texto del N.T. en Marcos. 7:24-30
Por Lilian Haydee Vega Ortiz
Nunca se mencionó mi nombre. Creo que hay un propósito y es el de adoptar el tuyo.
Para ti, en cualquier
lugar que te encuentres
¡También
tú y yo somos parte del proyecto de Dios! ¡Yo hablé con Jesús de Nazaret,
créeme! Aunque cuando lo he contado,
algunas personas han preguntado esto: ¿Cómo es que dejaste que ese tal Jesús te
tratara como perrillo? Otra dijo: ¡Que! ¿Jesús también hacía bromas? Y ¿cómo
pudo hablar contigo… siendo una mujer… sirofenicia? ¡Hasta me recordaron que
era pagana! De verdad, me sentía
vulnerada y tenía gran necesidad, mi
niña estaba enferma. Y la gente me decía que tenía un espíritu inmundo, cuando
su cuerpo se movía sin control, muchas veces, y sus ojos como que se salían de
sus órbitas, y, ciertamente no sabía qué hacer, yo no sabía a quién acudir. ¡Cuántos
años de esconderla, protegiéndola del vecindario para que no nos apedrearan!
Pero,
eso ya pasó, hoy quiero contarte sobre mi encuentro con Jesús: Yo solo había
escuchado hablar de él, de sus milagros, pero como yo no podía ir a Galilea, a
Decápolis o por donde él caminaba con
sus discípulos, ¿sabes? él vino hasta aquí, a esta tierra. Yo estaba en el
campo cuando lo supe, e inmediatamente dejé mi tarea para buscarle. Aunque te
parezca increíble vino a tierra de gentiles. ¡Él siendo judío!
Y me escabullí entre los que lo
entraban a una casa y fui directamente hacia él y le clamé con toda mi alma,
que sanara a mi niña. Le pedí con todas mis fuerzas, pues la angustia y el
dolor se desbordó en mi voz. Supe que mi irrupción no
fue agradable, pero era mi oportunidad, él vino a mi pueblo. ¡Ah! Imagina…Había entrado una mujer, de un
pueblo gentil, una mujer impura y con todo,
sudorosa… Iba con el manto cayéndose entre mis pies, por la prisa de
llegar hasta él. Sin percatarme de la puerta estaba dentro con el Maestro...y
todo pasó tan rápido, cuando algunos de los discípulos se quejaron y pidieron
que me atendiera, creo que todos estaban cansados. La verdad, a la primera
súplica no tuve respuesta, pero me llené de valor e insistí. Luego él me
sorprendió cuando dijo: Deja primero que se sacien los hijos, porque no está
bien tomar el pan de los hijos y echarlo a los perrillos. Bueno, eso yo lo sabía, aunque no esperaba que Jesús lo enfocara en
ese momento. Esto, pues, aunque suene
áspero, Jesús probablemente lo citó así como un refrán popular, pero también creí
que de forma irónica me estaba negando
lo que pedía; lo cierto, para los judíos, los perros eran considerados
animales inmundos.
Realmente
no han sido ajenas las confrontaciones entre gentiles y judíos, y Jesús me lo
recordó…Yo casi no lo creía. ¡Sentí algo desde lo profundo de mi ser, para
responderle con toda seguridad, allí en medio de todos! Porque grande era mi
necesidad y grande la fe que la acompañaba. Entonces le contesté: “Sí,
Señor; pero aun los perrillos, debajo de la mesa, comen de las migajas de los
hijos”.
Luego,
sentí una paz que no puedo explicar, cuando escuche de nuevo su voz: Por esta palabra, ve; el demonio ha salido de tu hija.
Y
supe que mi niña era sana desde ese instante. Yo reconocía la prioridad de la
misión de Jesús hacia Israel pero, a pesar de eso, reclamé una extensión de la
misma para los gentiles. Yo sabía del plan que Dios había estado realizando
desde el llamamiento de Abraham en Gn. 12:1-3, me acogí a su misericordia.
También sabía que, a su tiempo extendería la Iglesia fuera de los límites.
Pero
ahora sé que mi fe creció juntamente con la prueba. Y me siento feliz de haber experimentado lo que
me decían, si calmó la tempestad ¿cómo
no iba a escuchar mi clamor? Siendo de las desposeídas, “las que comemos por
debajo de la mesa, muchas veces, esa
mitad de la humanidad”, ¡no podíamos quedarnos sin la opción sustentadora! Hoy
emocionada escribo: Desde la sanidad de mi hija Dios inició el proceso y
extendió su misericordia para responder
a mi propuesta, en la inclusión de todas y todos, de quienes se decía, no
teníamos derecho.
Más,
sé que él se congració conmigo cuando le hice mención de incluirme
en su plan, al presentarle esa nueva opción, creo que cobró vida y luz el significado de la parábola; sin estudiar
teología, la realicé, él me dio esa oportunidad. Sí, Jesús. Y me siento
privilegiada por estar en las páginas de la Biblia, en un evento donde Dios
quiso plasmar este encuentro, en el que una mujer lo persuade. El me ungió de
su gracia, de su sabiduría y humildad; me condujo a su propósito. Alcancé la
misericordia de Dios, pues a través de mi necesidad y de la tenacidad, me dio
la respuesta favorable, él pudo ser flexible; y que desde los discípulos, que
me tuvieron tan cerca y todos cuanto han conocido esto, conozcan del mensaje de
Salvación, que es inclusivo y nunca exclusivo, es de vida, no de muerte, de
misericordia.
Ese
encuentro me mostró que Dios está en lo cercano y desde las personas desvalidas
muestra su grandeza.
Nunca se mencionó mi nombre. Creo que hay un propósito y es el de adoptar el tuyo.
(Esta es la carta que mi madre dejó
como testimonio del diálogo con Jesús: Mi salud se extendió al proyecto de vida
digna para toda la humanidad).
Lilian
Haydée Vega Ortiz
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