NUESTRAS REFLEXIONES, JUNIO 2016
Espacio de promoción y
reflexión teológica feminista
Hace poco, oía de una teóloga que para producir reflexión teológica, había que mirar primero la realidad que nos rodea y desde
ahí, dejar que nos fluyera lo que llevamos dentro. Desde entonces, creo que
miro con otros ojos, tal vez más escrutadores, lo que pasa a mi alrededor,
tanto próximo como lejano, ya que en la era de la globalización, lo que ocurre
en un lugar del planeta en minutos, recorre el ancho mundo.
Y mirando la realidad me pregunto: ¿Qué tienen en común las
mujeres y la madre tierra? Y ciertamente, tienen muchas cosas en común. Por citar algunas cosas, generan vida, cuidan,
procuran el alimento y nutren, metabolizan y absorben elementos dañinos para el
bien común, tienen fortaleza, creatividad, resistencia y se levantan de las
adversidades, etc.
Pero también tienen en común,
la subordinación y el sometimiento que padecen, la persecución, la violación de
sus cuerpos, la agresión constante y permanente, la enajenación de sus riquezas,
el control de sus vidas y la muerte, incitado por la cultura patriarcal.
Todos los días, en medios y redes sociales, a
lo largo del mundo, se escuchan noticias que horrorizan y escandalizan en
Guatemala, América Latina, África y en el resto del mundo, hay violación de
mujeres y asesinatos, violación de niñas y adolescentes, algunos de ellos
aprobados y consentidos por las leyes de los países, como por ejemplo en México,
que en tres Estados han aprobado una ley, por la que el violador de una menor se
libra de la cárcel si se casa con la víctima[1]. O en algunos países
musulmanes donde se permite el matrimonio con niñas de 8 años de edad.
Marcela Lagarde decía que “Hemos sido educados para
despreciar a las mujeres”[2]. Añadiría
también, que hemos sido educados para despreciar y dominar el Planeta Tierra, el
medio ambiente que nos sustenta y por el cual, vivimos. ¿Estaremos cayendo en
un exterminio lento pero progresivo? ¿Qué necesitaremos para caer en la cuenta y
tomar conciencia de que el cambio climático no es una broma?
El
patriarcado niega los derechos de las mujeres y de la tierra a través de la
obediencia, el sometimiento y la violencia. Violencia contra las mujeres y contra la madre tierra, a través de la explotación
desmedida de sus recursos naturales, deforestación masiva de zonas boscosas, contaminación
de mares y ríos, sobreexplotación de la tierra, alteración genética de sus
semillas, etc.
El patriarcado genera dominación, discriminación, sumisión, subordinación
y control, a través de la fuerza y la violencia. Por eso necesitamos con urgencia
otra manera de relacionarnos entre los seres humanos y con la naturaleza. Un
estilo de relación basado en el respeto a la dignidad de la persona, el
reconocimiento del otro y la otra como sujeto de derechos, necesitamos una
relación sustentada en la libertad, la igualdad, la justicia, la
responsabilidad, la solidaridad y la búsqueda del bien común. Y este estilo de
relación también con el planeta tierra respetando sus derechos y agradeciendo su sabiduría en generar vida y
vida abundante para todos y todas.
¿Quién
quiere dar el primer paso en este nuevo cambio de relaciones? Es tarea de todas
y de cada una, no podemos esperar a que lo hagan otras, el futuro de la
humanidad está en nuestras manos y en la acción cotidiana de nuestras vidas.
Maite
Menor Esteve
Junio
2016
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