El analfabetismo en
Guatemala es una realidad muy dolorosa, no se puede cerrar los ojos y seguir
haciendo caso omiso a este problema que mantiene a nuestro país en la ignorancia.
Afecta sobre todo en las áreas rurales y mayoritariamente a los pueblos
indígenas. El sistema educativo tiene muchas carencias y mientras esto continúe
muchas mujeres y hombres seguirán siendo engañados de múltiples maneras por no
saber leer ni escribir, principalmente las mujeres.
En el sistema
patriarcal, las mujeres nacen con roles establecidos, ser esposas y madres, les
imponen como meta principal de sus vidas atender los oficios del hogar, educar a los hijos y cuidar al
cónyuge, vetadas del derecho a la educación. “Un 48.7% de las guatemaltecas de
15 a 24 años se dedica al hogar, porcentaje que crece entre las edades de 25-64
años (60.1%) y entre las de 65 y más (66.5%)”. (Jaramillo, 2019) .
Para que la tasa de
analfabetismo en el país disminuya, se debe iniciar desde la equidad de género
“es garantizar las mismas oportunidades a mujeres y hombres, y la equidad
consiste en aplicar medidas y acciones que tomen en cuenta las características
o situaciones diferentes, género, clase, ideología, etnia, religión, edad, para
que las personas efectivamente gocen de igualdad”. (Sec Mujeres Medellín, 2015)
Los tabús sociales: se
marca muchas veces desde el género de la persona, en ocasiones las mujeres se
encuentran en una situación de inferioridad determinado por reglas de una
cultura o país, influyen en el comportamiento de las mujeres, en especial en
las áreas rurales donde todavía se les impone casarse a temprana edad, por
pertenecer a un grupo de personas vulnerables, pobres y marginadas, “1 de cada 3 niñas ve interrumpida su educación y
desarrollo porque contrae matrimonio a temprana edad. Según los registros de la
entidad global, Girls not
Brides”. (Gonzalez, 2018) . Como consecuencia las niñas no
alcanzan a terminar sus estudios, los suspenden y se les dificulta conseguir un
trabajo, riesgos en el embarazo, desnutrición, conflictos emocionales, entre
otros.
Según la Procuraduría
de Derechos Humanos (PDH) “es importante promover que se haga justicia para las
menores y que reciban todos los beneficios que el Estado está obligado a
brindarles, pues el llevar un embarazo a temprana edad transforma por completo
su plan de vida. Una de las consecuencias es dejar los estudios para que niñas
cuiden niños”. (Castillo, 2019)
En Guatemala se estima que hay “1 millón 241 mil
personas mayores de 15 años que no saben leer ni escribir, cifra que representa
el 12.31 por ciento de la población. Un dato que se mantiene sin alterar desde
el 2016, y que se calcula con base a las proyecciones del Censo de Población de
2002”. (González, 2018) . Derivado de dicha información algunos
ciudadanos guatemaltecos se les dificulta expresarse, dar su opinión con
libertad, defender sus derechos, implementar conocimientos en sus actividades
cotidianas para mejorar sus condiciones de vida.
Las mujeres que no saben leer tienen limitados varios
de sus derechos como ciudadanas. No pueden aspirar a un trabajo digno, son
tratadas como objetos y no como personas solo por ser analfabetas.
A lo largo de la historia, las mujeres han sido
discriminadas y Dios nos dio la mismas capacidades nos creó en igualdad y lo
leemos en Génesis 1:27 dice “Dios procedió a crear al hombre a su imagen, a la
imagen de Dios lo creó; hombre y mujer los creó”. Así que tanto el hombre como
la mujer fueron creados con la capacidad de reflejar la personalidad de Dios. Su
Creador les encargó la misma comisión y les otorgó los mismos derechos (Génesis
1:28-31).
Muchas israelitas sabían cómo llevar un negocio próspero
(Prov. 31,24), Y las madres contribuían a la formación de los hijos varones
hasta que se hacían adultos (Prov. 31,1). Sin duda alguna, la mujer del antiguo
Israel no carecía de educación.
Jesús vino a enseñar como es Dios “No hago nada por mi
propia iniciativa; sino que hablo estas
cosas así como el Padre me ha enseñado. Yo siempre hago las cosas que le
agradan” (Juan 8,28-29) Colosenses 1,15). Jesús rompió con la exclusión hacía
las mujeres, se relacionó con ellas de una forma cercana y liberadora, nunca
las excluyó de la vida social, Jesús elevó el nivel de dignidad de la mujer. Les
dedicó tiempo a las mujeres para instruirlas, a enseñarles con la verdad y las
animaba para expresar lo que pensaban, no creía que hubiera que relegarlas a
trabajar en la cocina. Lo demostró en el pasaje de Marta y María, donde a María
no le negó la oportunidad de aprender (Lucas 10,38-42), y las respuestas que
Marta le dio a Jesús tras la muerte de su hermano Lázaro, revelan que ella
también sacó provecho de las enseñanzas cristianas. (Juan 11,21-27).
Jesús se preocupaba de educar a las mujeres. Y lo vemos
cuando una mujer le dijo a Jesús: “feliz es la matriz que te llevo”, y Jesús
aprovecho para enseñarle que es más valioso hacer la voluntad de Dios (Lc.
11,27-28). Así demostró que las mujeres tenían tareas más importantes que las
que les imponía la tradición judía (Juan 8,32).
Mujeres guatemaltecas y de la humanidad entera, sigan
luchando por el derecho básico a la educación, así gozarán del respeto y de la
libertad que Dios había propuesto para las mujeres cuando las creó. (Gn.
1,27-28).
El analfabetismo las mantiene en tinieblas y en
condiciones indignas, luchen por su educación y serán luz para alumbrar a otras
mujeres a seguir su ejemplo.
Reflexión escrita por, Irma Yolanda Sinay Fuentes.
Integrante del Núcleo Mujeres y Teología.
Guatemala, 2019
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