El Bibliodrama
La técnica del Bibliodrama es la dramatización de
una historia o porción bíblica, que abre las posibilidades de recrear a cada
personaje, darles vida y así comprender desde “las propias sandalias”, la
empatía en cada rol, en cada escenario. Gracias a esta técnica surgen nuevos
pensamientos y otras maneras de ver el texto bíblico, aunado a la sospecha
hermenéutica feminista. A continuación comparto un monólogo, luego de la
experiencia personal al caracterizar a uno de los personajes del Texto de Marcos
14:1-9. Es una propuesta para otra masculinidad.
Esa mujer, entra a hurtadillas, sin embargo porta
algo que inunda la estancia…No estaba invitada y Jesús la acoge y la defiende. No era amiga de ninguno y resulta ser el centro...
Trato la manera de dormir y no puedo. Se repiten en mi
cabeza las palabras de Jesús defendiendo a la mujer. ¿Por qué no lo escuché?…
estaba sordo. Me siento avergonzado. Y, con el acoso de todos, faltó poco para sacarla…pensaba
y cuestionaba: ─ Esta es mi casa y estos mis invitados ¡No sé cómo se atrevió a
entrar sin mi consentimiento!…Que Jesús haya venido no quiere decir que entre
cualquiera… ¡Es una transgresora!...
Sin embargo, desde que todos se fueron, y Jesús con ellos,
no me sentí bien. Recuerdo lo que decíamos por cada movimiento y detalle de la
mujer que vino a verlo…Y yo, como anfitrión, me uní a los demás para seguir
recriminándole…
No puedo olvidar la escena, se notaba agradecida y a la vez
consternada, y por más que nuestras murmuraciones eran continuas, ella mantuvo la
calma, se mostraba… como empoderada. Me cuesta entenderlo. Me parece que
guardaban una sólida amistad. Pero, me siento contrariado…
Debo ubicar todo lo que pasó:
Por un lado, la mujer es una extraña, busca a Jesús, le trae
un regalo y logra ser el foco de atención con ese perfume. ¡Y se gana la
complacencia del maestro! Además, él la defiende, ¡nos regaña y por último
menciona a manera de anuncio que guardemos la memoria de ella…y lo relaciona
con la buena noticia!
Pero, una mujer… que la recordáramos dijo…y resulta ser la
protagonista de su unción… ¡Qué confianza! (Dirían los muchachos).
Fue así, ella entró sin previo aviso, reconozco que fue muy
sabia, fue sagaz, y… es que si pide permiso… ¡Se lo hubiésemos negado!
Pese a todo, al respirar ese aroma… que, todavía perdura en
el ambiente y que lo tengo tan fresco…no le guardo rencor, ni celos. Al
recordar el perfume…percibo sentimientos de admiración, de ternura, me siento compungido…
es algo nuevo.
Voy entendiendo y puedo recordar su mirada y su gesto…tranquila
aún ante nuestro fastidio y descontento. Debo
aceptar que ese autocontrol nos incomodaba, sin embargo Jesús siempre
estuvo de su lado. ¡Cuán gratificada debió sentirse! ¡Cuánta aceptación le mostró Jesús… pero,
nosotros… cuán indiferentes! No comprendimos lo que ella hizo. Ella tenía claro
su propósito de ungirlo y no fue derroche el derramar el perfume… Nosotros menospreciamos
también al maestro al anular el gesto de
ella.
Admito que esto está claro:
Jesús nos muestra su defensa por ella.
Ese perfume tiene un mensaje, tiene enseñanza. Si Jesús lo
aceptó y se congració con su regalo, es porque ella también es parte del plan. Si
él la toma como amiga, ¿por qué nosotros la rechazamos?
Ese perfume es significativo, nos sigue hablando, ahora lo
reconozco.
También, creo que la presencia de esa mujer…es la presencia
de todas. Ella las representa. Ese perfume me despierta, me inspira a resistir
al sistema que nos reviste y a unirme al mensaje de Jesús, a seguir su
enseñanza de abrir los espacios y a prodigar la igualdad de oportunidades sin
barreras.
¡Ah! Sentíamos que nos había alterado el programa, porque
dentro de nuestro egoísmo cerrábamos la posibilidad de inclusión. Ya basta de
exclusiones, las mujeres tienen iguales derechos. Mi respeto y consideración hacia
ellas es desde ahora.
Solo hace falta que mis amigos también lo entiendan, porque
esta otra forma de pensar transforma, desde el corazón. Hoy realmente me siento
liberado y creo que por fin mi sanidad llegó. Que ya no me llamen más “el
leproso”. Ya no, simplemente, Simón.
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Lilian Haydee Vega Ortiz
Participante activa del Núcleo Mujeres y Teología
Lilian Haydee Vega Ortiz
Participante activa del Núcleo Mujeres y Teología
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