lunes, 6 de octubre de 2025

Enfoque en masculinidades, una nueva tendencia en los estudios críticos de género

Dos hombres firmaron un contrato comercial y uno de ellos lo estaba incumpliendo. El ofendido salió furioso de una reunión conciliatoria infructuosa y, al ver el lujoso carro, último modelo, del infractor, le rayó la pintura desde el bumper trasero hasta el delantero.

Tradicionalmente, los estudios con perspectiva de género han analizado las relaciones sociales y de poder entre hombres y mujeres, en las que los hombres dominan y las mujeres están sometidas. Los estudios de género que se centran en las masculinidades son mucho más recientes. Cuando por primera vez escuché sobre ellos, pensé que eran una búsqueda de alternativas socialmente válidas para contrarrestar la tan dañina masculinidad hegemónica.

Según la autora Elisabeth Cook, “Quizá la aportación más importante del concepto de masculinidad hegemónica sea el reconocimiento de que no sólo existen diversas masculinidades, sino que éstas se construyen unas en relación con otras. […]  La masculinidad hegemónica, por tanto, implica el dominio de la masculinidad y de los hombres no sólo sobre la feminidad y las mujeres, sino también sobre las relaciones de dominio, subordinación, resistencia, exclusión y alianza entre los hombres.”[1]

¿Las relaciones de dominio, subordinación, resistencia, exclusión y alianza entre hombres son de interés solo para los hombres o tienen algún interés para los estudios feministas? Es necesario aclararlo, porque pareciera un burdo intento de los hombres de adueñarse del análisis de género que, hasta hace muy poco, había estado centrado solo en las mujeres.

Los estudios en masculinidades han descubierto que, en las relaciones de poder entre hombres, las mujeres están directamente implicadas como víctimas de violencia. De aquí que las alianzas y conflictos entre hombres sean de gran interés para el movimiento feminista.  Cook afirma que el género no solo está “implicado en la naturalización del poder de los hombres sobre las mujeres, sino también en cómo las mujeres y las feminidades son utilizadas para situar a unos hombres por encima de otros en un espectro de masculinidades diversas, situadas cultural y socialmente y producidas relacionalmente”[2].

En el ámbito de las ciencias bíblicas también está tomando fuerza el enfoque en masculinidades, dentro de los estudios con perspectiva de género. Gracias a este giro, se están alcanzando resultados sumamente interesantes para la exégesis feminista. Como ejemplos podemos revisar algunos de los textos del Antiguo Testamento más violentos contra las mujeres:

Jueces 19-21

Este es un relato a favor de la monarquía, que pretende evidenciar la decadencia moral en que había caído Israel en los tiempos en que no tenía rey y cada quien hacía lo que le parecía bien (19,1; 21,25). Contiene mucha violencia contra las mujeres. Lo que le acontece a la concubina del levita es tan atroz (19, 25-29), que se corre el riesgo de subestimar y normalizar los terribles actos de violencia contra cientos de mujeres inocentes en los capítulos 20 y 21 (exterminio, rapto, esclavitud sexual).

Luego de aniquilar la tribu de Benjamín, incluyendo a sus mujeres inocentes (20,48), los israelitas se entristecen porque la tribu ha desaparecido. Entonces les niegan a las jóvenes de Yabés y de Siló su derecho a ser entregadas en matrimonio; las usan, raptadas, para procrear y restituir a Benjamín. ¿Los israelitas odian a estas mujeres? No, las aprecian como aprecian a sus ovejas y cabras. Y disponen de ellas para recuperar el orden social que el conflicto entre varones ha roto.

Samuel 13

Este es un relato en contra de la monarquía; pone en evidencia los abusos de poder de la realeza y la impunidad de que goza. Se trata de la violación de Tamar, hija del rey David, por parte de su medio hermano Amnón, el heredero al trono. El rey David se indigna, pero avala la impunidad de su primogénito. Absalón, hermano de Tamar, ha sido ofendido en su honor[3]; pero en ese momento ni hace ni dice nada.

Dos años después Absalón tiende una trampa y mata a Amnón. ¿Es para vengar la violación de Tamar? No, esa es la excusa perfecta para deshacerse de Amnón, porque Absalón pretende el trono.

Esdras 9-10

Este relato presenta cómo los retornados del exilio fueron conformando un nuevo Israel, con nuevas normas y nueva identidad. Esdras se entera de que muchos retornados han tomado esposas de los pueblos del país. Afirmar la nueva identidad requiere excluir de la comunidad a quienes no fueron exiliados; estos ahora son considerados impuros y “extranjeros” en su propia tierra. De manera que los retornados deben expulsar a sus mujeres “extranjeras” con la prole que les han dado, porque contaminan la comunidad.

¿Qué daño han hecho esas mujeres? Ninguno. Han sido entregadas como esposas a los exiliados y les han dado hijos, como buenas esposas. Estos hombres, los culpables, se comprometen a expulsar a sus mujeres con sus hijes. Las inocentes cargan con la culpa, convertidas en chivos expiatorios.

En conclusión, identifico dos situaciones que generan en los hombres impulsos feminicidas[4]. La primera es la más reconocida: cuando un hombre siente que pierde el control sobre una mujer que, a su juicio, debe estar sometida a él, pero ella no se somete. En este caso existe odio por la víctima.

La segunda es el caso de mujeres y niñez en medio de conflictos de poder masculinos. Son casos en los que dañan lo que el enemigo aprecia en vez de al enemigo mismo, porque el daño emocional es mayor que el físico. Estas víctimas no son parte del conflicto y no pueden tomar precauciones.

No es cosa del pasado; sigue ocurriendo todos los días: mujeres y niñez violentades por luchas de poder entre grupos criminales. En el ámbito de la violencia doméstica, se llama violencia vicaria[5]. Esta violencia no responde a odio por la víctima; puede que se le considere útil y atractiva, tanto como un carro de lujo, último modelo.

Regina Castañeda
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[1] Cook, Elisabeth, “¿Qué nos aportan las masculinidades?” En Men, Masculinities and Intermarriage in Ezra 9-10, (Londres: Routlege Press, 2024),26 (texto traducido por deepl.com).
[2] Cook, “¿Qué nos aportan las masculinidades?”, 25
[3] En las sociedades mediterráneas antiguas, basadas en la dupla honor/vergüenza, mancillar el honor de una mujer se consideraba una deshonra para los varones de su familia, más que para ella misma. “Es interesante observar el orden de las personas de quienes se podía esperar que defendiesen (a muerte) el honor de mujeres jóvenes, incluso de las casadas: hermano(s), esposo, padre”. Bruce Malina y Richard Rohrbaugh, Los evangelios sinópticos y la cultura mediterránea del siglo I; Comentario desde las ciencias sociales, (Estella: Editorial Verbo Divino, 1996), 406.
[4] Violencia entendida como aquella causada por un hombre a una mujer, sin más motivo que el hecho de que ella sea mujer. Aquí no me refiero estrictamente al asesinato, sino a cualquier tipo de violencia (física, emocional, psicológica, económica, etc.).
[5] La violencia vicaria es una forma de violencia de género por la cual los hijos e hijas de las mujeres víctimas de violencia de género son utilizados e incluso asesinados para maltratar y ocasionar dolor a sus madres. “¿Qué es la violencia vicaria?”. Amnistía Internacional, España, última modificación el 10 de marzo de 2025, acceso el 27 de septiembre de 2025. https://www.es.amnesty.org/en-que-estamos/blog/historia/articulo/que-es-la-violencia-vicaria/
Malina, Bruce y Rohrbaugh, Richard. Los evangelios sinópticos y la cultura mediterránea del siglo I; Comentario desde las ciencias sociales. Estella: Editorial Verbo Divino, 1996.
“¿Qué es la violencia vicaria?”. Amnistía Internacional, España. Última modificación el 10 de marzo de 2025. https://www.es.amnesty.org/en-que-estamos/blog/historia/articulo/que-es-la-violencia-vicaria/.

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