Elizabeth Johnson es de las primeras teólogas feministas norteamericanas. Desde el inicio, busca cómo ampliar el lenguaje masculino y la visión tradicional patriarcal de Dios, a una expresión más femenina, más inclusiva. En su libro de 1992, She who is[1], Elizabeth explora la Trinidad y rescata el concepto antiguo femenino de Dios Sophía como Sophia-Padre, Sophía-Hijo y Sophía – Espíritu. Inicia con Sophía – Espíritu como la manera de presentar un Dios más afín a la realidad de las mujeres.
Elizabeth
reconoce que su primera visión de Dios descansa en su propia experiencia como
parte de la comunidad blanca, educada, de clase media, privilegiada, de un país
rico y poderoso. Con el tiempo, su visión se amplió para incluir a las otras
mujeres del mundo, las pobres, las oprimidas, las que no tienen acceso a
educación, servicios de salud, recursos ni poder de decisión, y Elizabeth aboga
por su liberación, su dignidad, su emancipación.
En 2024,
Elizabeth amplía su visión de Dios[2]
en Come, Have Breakfast (Ven a desayunar), donde Dios es creador del
mundo y esta creación es una comunidad de iguales, no una jerarquía con
humanos, especialmente hombres privilegiados, en el ápice. El título del libro
hace referencia a la invitación de Jesús en su tercera aparición después de la resurrección,
cuando prepara un desayuno para sus discípulos (Juan 21, 12-13). Él cocina y
sirve, labor usualmente reservada a las mujeres hace 2000 años y también hoy.
Elizabeth rechaza
la jerarquía que había sido promovida por el cristianismo por siglos, donde
rocas y tierra están en la base, seguidas por las plantas, luego los animales,
luego los humanos (con una jerarquía propia), luego los ángeles y Dios como ser
supremo. Esto permitía a los humanos usar la naturaleza a su antojo y provecho.
Elizabeth reemplaza esta pirámide con una “comunidad de creación” donde todos
están interrelacionados. Como tal, nos exige el cuidado de esta comunidad, un
concepto más allá de la “casa común”.
He pensado mucho en qué o quién es Dios en los últimos años. El aislamiento durante la pandemia provocó largos períodos de contemplación en los jardines de la casa, descubriendo la naturaleza y todos sus integrantes. Elizabeth nos comparte su visión de esta realidad, esta comunidad de creación donde todos y todas somos expresión del amor de Dios, merecedoras y merecedores de su cuidado y, ambos, cuidar de ella.
[1] Elizabeth Johnson, La que es: el misterio de Dios en el
discurso teológico feminista, (Herder y Herder, Crossroad, 1992,
2002)
[2] Elizabeth Johnson, Come, Have
Breakfast: Meditations on God and Earth (Orbis Books, 2024)
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