martes, 22 de octubre de 2024

Discernir, desaprender y entrar en comunión, desde el llamado de la Divina Sabiduría

En un mundo que anhela y espera una transformación, en medio de conflictos, explotaciones y sufrimiento global, los y las creyentes estamos llamadas a trabajar por el bienestar y justicia para todas y todos. De aquí que, la fe y las visiones religiosas y sociales, deban de ser articuladas de manera que, en vez de prejuicios y fundamentalismos, en cambio, sean las que inspiren visiones inclusivas, de esperanza y compromiso por la lucha de las justicias: sociales, de género y ecológicas, en todos los rincones de los continentes. Por lo tanto, es crucial escudriñar si las imágenes y comprensiones de Jesús, de la religión y de los seres humanos, inculcan prejuicios mentales heredados y asimilados o inspiran a trabajar por las justicias antes mencionadas.  

Solo imaginando un sistema diferente al patriarcal y construyéndolo en colaboración con el Universo, que palpita en esta dirección, podremos generar sociedades, grupos, movimientos y personas con corazones y mentes pospatriarcales, posandrocéntricas y posantropocéntricas. Para lo cual, es relevante construir visiones del mundo y de los seres humanos incluyentes, diferentes y respetuosos de las diferencias, pacíficos, amigas, hermanos, amantes de toda la comunidad viva del Planeta, así como liderazgos sin egos, que permitan toda existencia y toda forma de vida, sin imposiciones de ninguna clase.

En estos deseos de crear nuevos sistemas, con paradigmas de vida y formas de relacionarnos como especie humana y asumir la fuerza creativa por la vida desde las mujeres, muchos cuerpos sagrados, entre ellos: Carmen Bernabé Ubieta, Priscila Barredo y cada una de las ciento cuarenta y nueve mujeres y cinco varones participantes en las XXVII Jornadas Mujeres y Teología, tratamos el tema de interés mutuo, “los desafíos sociopolíticos y teológicos de las mujeres”, lo cual implicó volver sobre los estudios de género, así como hablar de la gran batalla que la derecha y ultraderecha están implementando en todos los estratos y redes sociales, que posiblemente tienen como propósito, imponer su “ideología de género” y con ello, crear confusión, división para descalificar los avances que las mujeres han realizado en temas vitales que afectan sus vidas.

Durante los diálogos y las intervenciones individuales, después de cada conferencia, las participantes compartían experiencias que develaban la violencia vivida en sus cuerpos o en los cuerpos físicos de otras mujeres. Carmen, ayudó a identificar, con argumentos fundamentales que, detrás de todas estas actitudes, posturas y comportamientos de violencia hacia los cuerpos de las mujeres, subyacen ciertos esquemas mentales, “desde los que muchos varones (no todos, mencionó) y también algunas mujeres, siguen pensando y entendiendo el mundo y cómo ordenar las funciones de cada sexo y las relaciones entre ellos. Esquemas mentales que construyen y ordenan el cuerpo sexuado femenino y masculino, atribuyéndoles funciones, lugares, comportamientos en el lugar social, en que desarrollan su existencia”[1], es lo que Mary Douglas llama los cuerpos físicos y los cuerpos sociales, al que Carmen añade, el cuerpo ideológico.

Pero, ¿a qué llama cuerpo ideológico?  El cuerpo ideológico, es el pensamiento de las sociedades patriarcales que justifica la subordinación de las mujeres y el trato violento a sus cuerpos. En él están incluidas la ciencia, la filosofía y la teología. Todas estas ciencias, aportan justificaciones y visiones del mundo y de los seres humanos, esquemas de ordenamiento que usa la sociedad y las legitima a través de narraciones, canciones, memes, discursos, metáforas; utilizan los recursos del biologicismo (la biología es el destino), la naturalización (algo es por naturaleza), el esencialismo (la plena realización de lo femenino),  la sacralización y teologización (se atribuye este ordenamiento de los diferentes papeles de género a la voluntad de Dios).  Esto es lo que constituye una “ideología de género” que niega el papel de la cultura y la historia; asimismo, se niegan a hablar de la violencia de género y han emprendido una cruzada por lo que llaman la “ideología de género”, la cual, nada tiene que ver con los análisis y estudios de género, mucho menos con los conocimientos y propuestas feministas.

Como ya anunciaba Elisabeth Schüssler Fiorenza, los fundamentalistas abrazan la ciencia moderna tecnológica, además del nacionalismo moderno, sin embargo, rechazan muchos de los valores políticos y éticos de la democracia, como los derechos humanos, el pluralismo religioso, la libertad de expresión, la igualdad de las mujeres, el pago igual por trabajo igual[2], entre otros. A pesar de sus diferencias ideológicas, los fundamentalistas, convergen en exigir con vehemencia la subordinación real y simbólica de las mujeres.

Al igual que el movimiento de Jesús del primer siglo, profetas y mensajeras de la Divina Sabiduría -Sophia, inspirados por la “visión de la basileia de la Sabiduría[3] que busca el bienestar para todas en el planeta global” y la liberación de todos los hombres y mujeres de todos los pueblos y de toda la vida que palpita en el Planeta, proponemos estilos alternativos de vida, donde, las mujeres, los grupos de personas que han sido excluidos de este sistema (por no adecuarse a la ideología androcéntrica patriarcal), y los territorios del planeta Tierra, sean reconocidos en su dignidad, sean valorados, escuchados y respetados.

Imagen: Sabiduría
Fuente: Alfredo, 23

     La Divina Sabiduría, sigue llamando hoy a las mujeres y los hombres de fe a desaprender toda ideología y práctica que no sea liberadora para las mujeres, ni el Planeta. Invita a quienes, bajo el discurso de “ideología de género” transmiten un discurso de odio hacia las mujeres, a cuestionar y cambiar sus creencias, a dialogar, debatir y escuchar los clamores de las mujeres. Solo así, podrán sentirse invitados a participar de la mesa común de la Divina Sabiduría, donde todos y todas cabemos.

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[1] Carmen Bernabé Ubieta, “A vueltas con el sexo-género: “la batalla cultural” de la ultraderecha, las “comunidades de resistencia y la teología, en XXVII Jornadas Mujeres y Teología, Guatemala, 21 de septiembre de 2024. [2] Elisabeth Schüssler Fiorenza, Recorriendo los caminos de la Sabiduría. Una interpretación feminista de la Biblia, en XIII Jornadas Mujeres y Teología, Guatemala, 26 y 27 de agosto de 2010 (13). [3] Proverbios 9:1-3. 5-6

Cinthia Méndez 
Integrante del Núcleo Mujeres y Teología

viernes, 13 de septiembre de 2024

Mujeres guatemaltecas y contexto político

 A propósitos de las XXVII Jornadas Mujeres y Teología de septiembre 2024, parece muy importante colocar algunas pinceladas o notas locales respecto a la participación de las mujeres en el ámbito social y político de Guatemala. Constatamos avances que se han dado en la visibilización de las mujeres en los espacios públicos; reconocer su protagonismo y participación en la política todavía sigue siendo una tarea pendiente.

La cultura política y electoral guatemalteca ha estado marcada por el clientelismo, la corrupción y la violencia, en la que los hombres han jugado un papel protagónico. Además, el modelo de democracia ha incluido básicamente a la participación masculina, sin tomar en cuenta la particular cosmovisión y el sentipensar de las mujeres.

En el ámbito de la vida pública, en los últimos años la participación política de las mujeres en Guatemala ha sido un tema relevante y ha experimentado avances significativos. Esto probablemente se relaciona con algunos factores influyentes desde el ámbito internacional. La agenda feminista y los pactos internacionales han servido como marco de referencia para los derechos políticos de las mujeres. La paridad se ha convertido en un horizonte importante para la democracia. Poco a poco las mujeres van conquistando espacios de paridad en los diferentes campos. Las leyes de cuotas en América Latina han sido una herramienta importante para garantizar la participación política de las mujeres. La igualdad de género desde una perspectiva intercultural también es relevante. Las reformas electorales, como la paridad, buscan mejorar la representación femenina.

En Guatemala, en las elecciones generales de 2015, hubo una coyuntura de crisis política e institucional. Las mujeres han participado como candidatas y han ocupado cargos en el Ejecutivo y el Congreso Nacional. La participación política femenina también se ha extendido al poder local y ha incluido a mujeres indígenas. En opinión de algunas personas, la participación de Thelma Aldana, ex fiscal general de la nación fue una oportunidad fallida.

Mujeres con nombre propio

A pesar de los desafíos, las mujeres han demostrado su capacidad para liderar y contribuir al desarrollo de Guatemala. Recientemente la población aplaudió con gran alegría y orgullo el triunfo de Adriana Ruano la ganadora de una medalla de oro olímpica. Primera mujer en obtener una distinción Olímpica de ese calibre.

Las mujeres han logrado destacar en roles de liderazgo en diversos ámbitos. Aquí hay algunos ejemplos: Ruth Torres: Ingeniera y directiva de Bac Credomatic. Según datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Guatemala ocupa el octavo lugar en liderazgo a nivel mundial 1 . Ana de Jesús Ulloa: directora ejecutiva de Zima Investments. Sofía Castillo: Cofundadora de Core Code, reconocida con el premio Mujer Líder Transformadora en Innovación y Excelencia de INCAE Business School. Stephanie Melvill: Presidenta de la empresa Progreso. Connie Beneitez de Paiz: Directora ejecutiva de Panifresh 2 .

Representación en el Congreso y otros cargos políticos

En la actualidad, la mujer se ha convertido en un bastión importante para la democracia, prueba de ello que en el Congreso de la República figuran 33 mujeres diputadas, de las cuales, dos parlamentarias, integran la Junta Directiva 2024-2025, con los cargos de Primera secretaria y Quinta secretaria.

En la Administración Bernardo Arévalo y Karin Herrera, es el binomio hombre mujer en la presidencia de la república, con más popularidad y generador de una esperanza de cambio hacia algo nuevo y mejor. Se destaca en la vicepresidente Herrera su solidad formación intelectual y su gran experiencia en el espacio académico. También es importante destacar la inclusión de siete mujeres en cargos políticos. Estas profesionales están al servicio de la población y se han comprometido con los valores y principios expuestos durante la campaña.

Mujeres indígenas y afrodescendientes en la política

En Guatemala, las mujeres indígenas y afrodescendientes han estado luchando por la igualdad y el reconocimiento en la esfera política. La ganadora del premio Nobel de la Paz Rigoberta Menchú encabeza esa lista de mujeres indígenas de gran notoriedad pública. Menos conocida en ámbitos públicos, pero igualmente relevante por su participación en CONAVIGUA, como viuda luchadora por la justicia y la paz en Guatemala, es Rosalina Tuyuc.

Otros ejemplos más recientes son: Juana Sales Morales: Lideresa indígena guatemalteca, es una de las lideresas del Movimiento de Mujeres Indígenas Tz’ununija’, que reúne a 85 organizaciones. Participó en el Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York 3 . Gloria Núñez: Destacada líder garífuna que ha dedicado su vida a empoderar a las jóvenes garífunas para que asuman el liderazgo 4 . A pesar de estos avances, la representación de mujeres indígenas y afrodescendientes en cargos políticos sigue siendo limitada en Guatemala.

Podríamos seguir anotando nombres y diferentes frentes de lucha. Pero no pretendemos una exhaustiva investigación sino, tal y como anotamos al inicio, son solos pinceladas de las protagonistas locales. Con estas reseñas nos disponemos a escuchar atentamente las lúcidas y solidas reflexiones sobre la participación política de las mujeres, de Carmen Bernabé Ubieta y Priscila Barredo Panti. Dos estudiosas, investigadoras que nos iluminan con sus reflexiones en las XXVII Jornadas de Mujeres y Teología en la edición 2024.

Sean todas bienvenidas

                                                    Juana Sales Morales



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1 https://lahora.gt/nacionales/la-hora/2023/03/08/mujeres-lideres-guatemala-ocupa-el-octavo-puesto-en-liderazgo-femenino/

2 https://centranews.com.gt/aprende-sobre-guatemala/27-guatemaltecas-en-la-lista-de-las-100-mujeres-poderosas-de-centroamerica-2024/

3 https://news.un.org/es/interview/2024/05/1529406

4 Idem.

María Concepción Vallecillo 



jueves, 15 de agosto de 2024

Las Juanas de la Edad Moderna

 Sor Juana Inés de la Cruz, escritora y filósofa mexicana de la edad moderna es parte integral de la historia del protofeminismo. La conocí hace 56 años, cuando su poema Hombres necios fue incluida en un libro de escritores de las Américas, parte de la inducción del Cuerpo de Paz a América Latina.

Cinco décadas después, la preparación del curso sobre Mujeres de la Edad Moderna, parte del diplomado del Núcleo Mujeres y Teología, me permitió profundizar en la vida y obra de Sor Juana Inés de la Cruz. Las primeras búsquedas de “Sor Juana” o “Juana de la Cruz”, regresaban resultados mixtos, mujeres nacidas en diferentes fechas, con otras historias. Entendí que eran tres mujeres diferentes, todas Juana de la Cruz. Esto explicaba por qué encontraba confusión en algunos ensayos de mis alumnas y de otros comentarios en línea. Veamos más sobre estas tres mujeres del mismo nombre, todas de la Edad Moderna.

· Sor Juana de la Cruz (1481-1534), abadesa de Cubas de la Sagra, visionaria, predicadora, radical y feminista antes de su tiempo.

· Madre Juana de la Cruz (1597-1675), sufrida esposa de Gaspar Ruiz de Granada, vida ascética-mística, seguidora de Santa Teresa de Jesús y Juan de la Cruz.

· Sor Juana Inés de la Cruz, (1651-1695), escritora y filósofa mexicana

Sor Juana de la Cruz: (1481-1534), monja terciaria franciscana, es una de las figuras de la edad moderna conocida en su tiempo por sus momentos de “éxtasis” y gran actividad predicadora. Como abadesa del monasterio de Cubas de la Sagra estuvo a cargo de los conventos de las religiosas y los monasterios de los religiosos y, a la vez, como párroca de Cubas.

Predicaba sus sermones como en éxtasis, 72 de ellos fueron transcritas por otra monja, sor María Evangelista, y reunidas en el Libro del Conorte, conservado hasta el presente. Poco antes de su muerte, dictó su biografía a la misma monja, copia también conservada. Tanto fue su fama que surgieron más libros, quizá el más conocido fue la obra de 1610 de Antonio Daza, Historia, vida y milagros, éxtasis y revelaciones de la bienaventurada Virgen santa Juana de la Cruz, de la Tercera orden de nuestro Seráfico Padre san Francisco. Sin embargo, la Inquisición prohibió esta obra y las otras ediciones, pero la fama de sor Juana de la Cruz continuaba presente en obras de Tirso de Molina y de Lope de Vega, entre otros.

Aunque había fallecido en 1534, su cuerpo se había hallado incorrupto en 1600, con lo que se inició el proceso para su canonización, el cual fue interrumpido por la inquisición en 1732[i]. Casi tres siglos más tarde, en 2015, el papa Francisco reconoció las virtudes heroicas de la monja con lo cual se reanudó el proceso[ii].

Actualmente, sor Juana de la Cruz aparece en un nuevo rol, el de patrona de la comunidad queer.[iii] Algunas la consideran ejemplo de persona transgénero, pero su visión de género era muy fluida. En el mundo del siglo XV (ella nació en 1481), muchos órganos y funciones corporales no estaban sexualizadas. Ser hombre o mujer correspondía a un rol cultural, no determinado biológicamente.[iv]

La espiritualidad de Juana incluía el matrimonio con Jesús, y como su mujer, también recibió ella la estigmita. Ella mezcló la sexualidad y la espiritualidad. Su escatología era una visión de un cielo de felicidad matrimonial, donde las calles son filas de camas matrimoniales, con parejas del mismo sexo o de sexo opuesto. Para Juana, cada persona tenía atributos de mujer y de hombre, ánima (f) y espíritu(m). Para la soteriología de Juana, la pasión era de Jesús y María, siendo crucificado Jesús en el cuerpo y María en el alma. Adán y Eva, como hombre y mujer fueron culpados de la caída del Edén, por lo que personas de ambos sexos son remedio de la salvación humana.[v]   

Madre Juana de la Cruz:[vi] Juana nació en1597 luego como seguidora de San Juan de la Cruz. Para ella, el nombre significaba la continuada mortificación que practicaba, así como la vida de dificultades.

A los 22 años, contrajo matrimonio con Gaspar Ruiz, un hombre adinerado de Granada, que luego cayó en ruina. La pareja tuvo que trabajar como enfermeros en el Hospital Real. Gaspar tenía una personalidad áspera y mal genio, muy estricto, exigente e intolerante, hasta cruel con Juana, mientras que vivían en la pobreza y desesperación.

Falleció Gaspar y Juana pudo continuar con una vida de mortificación, oración y servicio a los más necesitados. Estudiaba las obras de San Juan de la Cruz y su prosa mostraba el estilo de Teresa de Jesús. Su religiosidad se caracterizaba como ascético-mística. En 1650, tomó el cordón y hábito de la Orden Tercera Seráfica y siguió los ejercicios de los franciscanos descalzos. Falleció en 1675 y se inició el proceso de beatificación que no se finalizó, pero sí le cita como de “venerable”.

Sor Juana Inés de la Cruz: Es mexicana, a diferencia de las otras Juanas, la más conocida de las tres, fue escritora, dramaturga, filósofa y teóloga. Inteligente y educada en la corte de la Virreina, buscaba una vida entre libros y música, lejos del control patriarcal. Entró al convento de las hermanas jerónimas a los 19 años. Producía poesía, comedias profanas, estudios eruditos y dejó 180 volúmenes.

En 1690, el afamado predicador Jesuita Antonio Vieira discursó sobre el amor de Cristo. Sor Juana Inés, en desacuerdo con la prédica, escribió una crítica privada del sermón al obispo Manuel Fernández de Santa Cruz - la Carta Atenagórica. Él le respondió públicamente “Le recomienda en lugar de dedicarse a las letras humanas, debería dedicarse a lo divino.” Ella defendió su labor intelectual y reclamó los derechos de la mujer a la educación. La Carta Atenagórica y el poema Hombres Necios, la identificarán como una escritora llena de "ardientes declaraciones feministas".

En 1693, en respuesta a exigencias superiores de los eclesiásticos, dejó los libros, las tertulias, los escritos. Se dedicaba a acompañar y cuidar a las hermanas. En la epidemia de tifus en 1695, fallecieron varias de las hermanas, entre ellas Juana Inés de la Cruz.

La vida y obra de Sor Juana Inés de la Cruz han sido temas de estudios académicos y producciones populares. Ella es reconocida como la escritora más importante de su época, y sin igual en América colonial.

Las tres Juanas fueron víctimas del sistema patriarcal de su tiempo. Sor Juan de la Cruz fue criticada por la fluidez sexual expresada en sus homilías, por mezclar la sexualidad con la espiritualidad y por el poder que ejercía como abadesa y párroca. Madre Juana de la Cruz padeció de la violencia de su conyugue, y de su mortificación. Sor Juana Inés de la Cruz con su voz de respaldo a la dignidad de las mujeres, fue callada por la estructura eclesial.


[iv] María Luján Bargas, Del descubrimiento a la creación histórico-social del dimorfismo sexual. Página 81 en María Alicia Gutiérrez. Voces Polifónicas. Itinerarios de los géneros y las sexualidades. 2011. Godot, Buenos Aires, Argentina

[v] Kevin Elphik, Madre Juana de la Cruz Vásquez Gutiérrez (1481-1534). En https://santosqueer.blogspot.com/2014/05/madre-juana-de-la-cruz-una-santa.html

martes, 9 de julio de 2024

’Ishāh Hajāmāh [1]

En agosto de 2020 escuché la conferencia de la pastora Ángela Trejo Haager «Mujeres sabias en liderazgo»[2] de Tras las Huellas de Sophía. Nunca antes había oído sobre la mujer sabia de 2 Samuel 20. La conferencista compartió que las investigaciones sobre ese relato son muy escasas. Me quedé intrigada con el texto y me entusiasmó analizarlo, aplicando la metodología del análisis narrativo, cuando tuve la oportunidad.

El texto es 2 Samuel 20,13b-22. No se puede incluir todo el análisis en este espacio, así que presentaré solo los hallazgos más interesantes.

Para comenzar, la biblia hebrea menciona a una mujer sabia en el versículo 16 e insiste en su sabiduría en el versículo 22. En el Antigua Testamento Interlineal[3], los versículos dicen así:        

v.16: v.22:

A continuación, la traducción al castellano de la cualidad de la mujer, en tres biblias:


Biblia

Versículo 16

Versículo 22

Biblia de Nuestro Pueblo (BNP)[4]

muy astuta

con su ingenio

Nueva Biblia de Jerusalén (NBJ)[5]

muy sagaz

habitual sagacidad

Biblia Latinoamericana (BL)[6]

muy lista

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Ninguna de estas biblias católicas califica a la mujer como “sabia”.  En 1 Reyes 3,12 se usa el mismo término hebreo para la sabiduría de Salomón: corazón sabio. Y las tres biblias tienen traducciones con expresiones derivadas del término “sabiduría”:

Biblia

1 Re 3,12

Biblia de Nuestro Pueblo (BNP)

…una mente sabia y prudente, …

Nueva Biblia de Jerusalén (NBJ)

…un corazón sabio e inteligente,...

Biblia Latinoamericana (BL)

…sabiduría e inteligencia…


Puesto que ambos textos pertenecen a la tradición deuteronomista, una misma palabra hebrea podría traducirse con la misma palabra castellana: mujer sabia, corazón sabio. Pero los traductores de estas tres biblias en castellano no eligieron hacerlo así. ¿Por qué? ¿Podría ser que hayan respondido a un sesgo patriarcal? Después de todo, Salomón es un personaje con renombre de rey ideal (macho alfa) y, por lo tanto, se merece su fama de sabio. En cambio, una mujer casi desconocida de un texto no-litúrgico, ¿podría merecer reconocimiento de sabia? 

Del análisis narrativo - trama, narrador, personajes, escenario y estilo - concluí que el texto da lugar a dos interpretaciones. La primera es evidente y válida (cf. nota al pie de la BNP): hay mayor valor en salvar la vida de muchos que de uno solo.[7]

La segunda surge principalmente del análisis de palabras clave, uno de los puntos en el análisis del estilo narrativo. La primera palabra clave identificada es “escuchar”, repetida cuatro veces (dos veces en el versículo 16 y otras dos en el 17).  Se viene a la mente el Shemá Yisrael, escucha Israel (Dt 6,4-5). ¡Escucha! ¡Presta atención! Hay que escuchar a Yahvé, pero también hay que escuchar al otro, a la otra. Esta mujer, que el narrador describe como sabia, detiene la violencia de Joab y le pide, lo primero, que escuche, que la escuche. Joab estaba actuando impulsivamente. No buscó el diálogo, no escuchó antes de actuar. La mujer le da una lección a Joab: primero dialoguemos, porque yo tengo algo que decir y también quiero escuchar tus razones para esta violencia. El diálogo puede llevar a la colaboración y a evitar daños innecesarios. Es una segunda capa de sentido, una interpretación más profunda.

Hay otra palabra clave, que se repite tres veces, y reafirma esta segunda interpretación: muralla (v. 15, 16, 21). Las murallas de la antigüedad servían para proteger a los de dentro de una ciudad, separando a los de fuera. Joab, estando afuera, quería destruir la muralla para alcanzar a un hombre que estaba adentro. La mujer logra entablar una comunicación por encima de la muralla, sin necesidad de salir ni de dejar entrar. La búsqueda de diálogo hace la muralla permeable. Así, la muralla sufre una transformación durante el relato: v.15—está siendo atacada porque es un obstáculo; v.16—se vuelve medio para que la mujer logre la comunicación; v.21—colabora con la solución. De esta manera queda claro que la violencia no es la solución para eliminar todos los obstáculos; se pueden encontrar alternativas.

En definitiva, la Sabiduría, personificada en una mujer sin nombre[8], le da una lección al jefe del ejército del rey David: escucha antes de recurrir a la violencia, porque a través de la escucha atenta se pueden salvar obstáculos que parecen infranqueables.

Esta interpretación resulta muy valiosa para el ambiente católico actual. El Sínodo de la Sinodalidad invita a escuchar al Espíritu de Dios, ¡nuestra amada Ruah!, a través de escuchar la Palabra, escuchar a otras y otros, y escuchar el propio corazón. Lo más sorprendente de esta invitación es que hace énfasis en la urgencia de escuchar particularmente las voces que tradicionalmente se han acallado. Dentro de estas voces siempre desechadas están las voces disonantes de las mujeres, que buscamos justicia —para nosotras y para otros marginados, como los jóvenes, las personas con discapacidad o de la diversidad, los alejados— en una Iglesia que excluye.

La palabra de las mujeres en la Iglesia ha sido ignorada por siglos. Se nos ha negado toda posibilidad de ocupar, o siquiera participar, en los espacios clave de toma de decisión. Escuchar, prestar atención, es de sabios. Discriminar y marginar es violencia. 

Espero haberlas motivado a leer el relato.

Regina Castañeda

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[1] Transliteración en caracteres latinos de la expresión en hebreo para “una mujer sabia”.

[2] @traslashuellasdesophia. «Mujeres sabias en liderazgo». Acceso el 20 agosto 2023. https://www.youtube.com/watch?v=Exhzk4yc4T0

[3] Badillos, Angel y Judit Targarona. Antiguo Testamento Interlineal Hebreo Español Tomo II-Históricos I. Barcelona: CLIE, 1992.

[4] Schökel, Luis Alonso. La Biblia de Nuestro Pueblo: Biblia del Peregrino América Latina, 10ª Edición. Bilbao: Ediciones Mensajero, 2013.

[5] Biblia de Jerusalén. Nueva edición revisada y aumentada. Madrid: Desclée De Brouwer, 1999.

[6] La Biblia: Latinoamérica, 98ª Edición, revisada. Madrid: Editoriales San Pablo y Verbo Divino, 2002.

[7] Sería muy interesante hacer un estudio intertextual comparando 2 Sam 20,13b-22 con Jn 11,47-53.

[8] Aquí otros textos más reconocidos en los que la Sabiduría divina es personificada en una mujer sin nombre: Prov 1,20ss; Sab 6,12ss).



martes, 25 de junio de 2024

Meditaciones sobre Dios y la Tierra

Elizabeth Johnson es de las primeras teólogas feministas norteamericanas. Desde el inicio, busca cómo ampliar el lenguaje masculino y la visión tradicional patriarcal de Dios, a una expresión más femenina, más inclusiva. En su libro de 1992, She who is[1], Elizabeth explora la Trinidad y rescata el concepto antiguo femenino de Dios Sophía como Sophia-Padre, Sophía-Hijo y Sophía – Espíritu. Inicia con Sophía – Espíritu como la manera de presentar un Dios más afín a la realidad de las mujeres.

Elizabeth reconoce que su primera visión de Dios descansa en su propia experiencia como parte de la comunidad blanca, educada, de clase media, privilegiada, de un país rico y poderoso. Con el tiempo, su visión se amplió para incluir a las otras mujeres del mundo, las pobres, las oprimidas, las que no tienen acceso a educación, servicios de salud, recursos ni poder de decisión, y Elizabeth aboga por su liberación, su dignidad, su emancipación.

En 2024, Elizabeth amplía su visión de Dios[2] en Come, Have Breakfast (Ven a desayunar), donde Dios es creador del mundo y esta creación es una comunidad de iguales, no una jerarquía con humanos, especialmente hombres privilegiados, en el ápice. El título del libro hace referencia a la invitación de Jesús en su tercera aparición después de la resurrección, cuando prepara un desayuno para sus discípulos (Juan 21, 12-13). Él cocina y sirve, labor usualmente reservada a las mujeres hace 2000 años y también hoy.

Elizabeth rechaza la jerarquía que había sido promovida por el cristianismo por siglos, donde rocas y tierra están en la base, seguidas por las plantas, luego los animales, luego los humanos (con una jerarquía propia), luego los ángeles y Dios como ser supremo. Esto permitía a los humanos usar la naturaleza a su antojo y provecho. Elizabeth reemplaza esta pirámide con una “comunidad de creación” donde todos están interrelacionados. Como tal, nos exige el cuidado de esta comunidad, un concepto más allá de la “casa común”.

He pensado mucho en qué o quién es Dios en los últimos años. El aislamiento durante la pandemia provocó largos períodos de contemplación en los jardines de la casa, descubriendo la naturaleza y todos sus integrantes. Elizabeth nos comparte su visión de esta realidad, esta comunidad de creación donde todos y todas somos expresión del amor de Dios, merecedoras y merecedores de su cuidado y, ambos, cuidar de ella.



[1] Elizabeth Johnson, La que es: el misterio de Dios en el discurso teológico feminista, (Herder y Herder, Crossroad, 1992, 2002)

[2] Elizabeth Johnson, Come, Have Breakfast: Meditations on God and Earth (Orbis Books, 2024)


                                       

Sheryl Ann Schneider Bogh
Núcleo de Mujeres y Teología.


viernes, 10 de mayo de 2024

Para las mujeres, hoy ¿cuáles son las barreras que impiden alcanzar sus metas?

Hace poco participé en una ponencia denominada “Aportes desde las mujeres y feministas para la defensa de sus derechos y de la Madre Tierra” y hubo un diálogo donde escuché algunos comentarios que aún resuenan en mí: “Yo no tengo ni un cuarto propio”, “mi papá no me heredó algo de su tierra, por ser mujer”, “solo mis hermanos lograron”…

Esas expresiones me hacen pensar en las diversas situaciones que afrontan las mujeres, que visibiliza uno de los brazos del sistema patriarcal que las oprime a través de la desigualdad de oportunidades y trastoca sus derechos humanos.

Notemos que existe relación con el tema de una historia de casi 3,000 años, en la biblia hebrea, en (Núm. 27,1­­- 7).  Trata de cinco mujeres,  sus nombres son: Maala, Noa, Hogla, Milca y Tirsa, quienes hicieron un nudo en esta trama. Son conocidas como las hijas de Zelofejad.

El relato refiere que, al morir el padre, sus hijas realizaron una solicitud, para el derecho de heredad en ausencia de hermanos, la cual fue escuchada por Moisés; con resultados positivos al consultarle a Jehová.

Cabe mencionar que, en la sociedad hebrea primitiva, se consideraba a la mujer, propiedad del progenitor, quien la transfería al esposo como canje, al pago de una dote. Además, de acuerdo a la ley de propiedad, las mujeres estaban excluidas.

Pese a las circunstancias, la iniciativa de estas hermanas influyó para crear una ley, que les beneficiara y de ahí que se estableciera de igual manera a otras mujeres ser propietarias de tierras.

Retomo la idea “el cuarto propio” del comentario inicial, para citar la propuesta de Virginia Woolf, en su obra literaria escrita hace casi cien años: el deseo de tener “una habitación propia”, en donde las mujeres pudiesen escribir, para expresarse con libertad y, además, que dispusieran de dinero para ellas mismas.

De lo citado, remarco la valentía de las cinco mujeres mencionadas en el texto bíblico, que rompieron lo establecido por prácticas culturales, que las opacaban y minaban la vida. Ellas lucharon por tener lo propio y sentirse libres; desde acuerdos sororales fortalecieron su empoderamiento.

Al visibilizar este paradigma suscitado en tiempo lejano, sobre romper “el techo de cristal”, hace que nos sintamos interpeladas, porque el sistema patriarcal aún nos asola. Hoy, pese a todo, no estamos solas, junto a otras, continuamos tejiendo redes que buscan instalar la justicia y la vida digna.

Para concluir, queda plantearnos desde lo personal:

¿Manejo la autonomía para situarme en esta sociedad demandante?; ¿cuál es la enseñanza que heredo sobre alcanzar “una habitación propia?; ¿busco alianzas para realizar mis proyectos?

Lilian Haydée Vega Ortiz

Integrante del Núcleo Mujeres y Teología