miércoles, 5 de marzo de 2025

La Trinidad vista por los ojos de Sor Juana de la Cruz Vásquez Gutiérrez, Juliana de Norwich y Elizabeth Johnson

En nuestro blog de agosto 2024, se revisaron brevemente las tres Juanas de la Edad Moderna, Sor Juana de la Cruz, Madre Juana de la Cruz, y Sor Juana Inés de la Cruz. Entre ellas, me cautivó Sor Juana de la Cruz (1481-1534), abadesa de Cubas de la Sagra, radical y feminista antes de su tiempo, por su propia fluidez sexual, sus visiones y la manera que ella incorpora estas en sus predicaciones y la vida propia. Aunque ella vivió hace 500 años, resuena en el presente entre las teólogas feministas y los filósofos de la comunidad LGTBIQ+. Marisa Vidal Collazo y Pepa Torres Pérez incluyeron a Sor Juana de la Cruz en Mujeres para una cronología, resaltando su vida como predicadora, consejera y visionaria, párroca de Cubas y fundadora de un beaterio[1]. La vida de Sor Juana de la Cruz fue única y en este artículo, veremos algunas similitudes con sus contemporáneas y luego luces en las voces de hoy en el siglo XXI.

Sor Juana de la Cruz dejó setenta y dos sermones, conservados en el Libro del Conorte. En ellos, la sexualidad es fluida[2]: la de la Trinidad, de Santa Clara, de San Francisco de Asís y de ella misma. Frecuentemente los atributos de género son exagerados, y aún más, transcienden el género[3]. Ella considera que Jesús, entre la sangre y sudor de la cruz, nos dio a luz como nuestra Madre, nuestra salvadora. Sor Juana toma esta visión materna de Jesús, de una gallina empollando, como está escrito en Mt 23.37 “Jerusalén, Jerusalén … cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como la gallina junta a sus polluelos debajo de sus alas …”. Una visión similar tuvo Francisco de Asís donde él cuidaba a multitudes de niños bajo sus alas, como una gallina que empollaba los huevos. Según Francisco, Dios le decía que era su gallina morenita. Juana, en su labor de guía de las almas que buscaban el Cielo, imitaba a Jesús y Francisco.

Los sermones de Juana reflejaban sus experiencias místicas. Compartió esta esencia de un género fluido cuando interpretando a Jesús dice:

E todos los que me quisieredes en padre, en padre me fallares. E los que me quisieredes en madre, en madre me falleres. E los que me quisieren en esposo, en esposo me fallaran. E los que me quisieren en esposa, en esposa me fallaran. E los que me quisieren en hermano o en amigo o en proximo o en compañero, por semejante me fallaran para todo lo quisieren[4]

La fluidez sexual de Juana surge en varios momentos. Ella creía que, en el momento de su concepción, era hombre, pero la Virgen María intercedió, persuadiendo a Dios moldearla como mujer. La Virgen vio que el convento construido en su nombre[5] requería a una mujer para reformarlo y consideraba que Juana sería la responsable de ello. La adolescente Juana, deseosa de ser religiosa, se viste de hombre para escapar del hogar paternal y refugiarse en el beaterio de Santa María de la Cruz en Cubas. Al entrar, se cambia de ropas de nuevo y se presenta a la abadesa quien, viendo su compromiso y entrega a Dios, la admite como novicia. Al profesar como hermana franciscana, se toma el hábito unisex de los y las franciscanas. Luego en su vida de religiosa, asume cargos tradicionalmente limitados a los hombres como es predicador, párroco y abad/abadesa. Cabe recalcar que, para Juana, la sexualidad es fluida, adaptándose al entorno, a la necesidad. De ninguna manera representa un cambio transexual.

En el siglo XIV, Juliana de Norwich (1342 – 1416) era una teóloga, filósofa, escritora y consejera inglesa. Ella desarrolla una teología muy propia para la época, madurada por la vida de anacoreta dedicada a la oración, meditación y estudio. Benedicto XVI[6] realza su optimismo fundado en el amor divino a pesar de vivir en una época de guerra, grandes epidemias, y una Iglesia tormentosa y dividida. Juliana también es recordada por el concepto de una Santísima Trinidad muy femenina[7]. En ello, compara a Jesús con una madre sabia, amante y misericordiosa. De hecho, como dice Adelaide Baracco Colombo[8] “El Cristo de Juliana no es <<como>> una madre, sino que <<es>> madre. Es decir, su maternidad es ontológica, y <<dice Dios> en femenino, rompiendo los esquemas del discurso teológico clásico”. Del mismo modo, enlaza a Dios con la maternidad por medio de la frase “engendradora de la Naturaleza.” Juliana, pues, al igual que otros grandes místicos, usó tanto términos femeninos como masculinos para referirse a Dios y convierte este concepto en el centro de su teología.

Elizabeth Johnson está entre las primeras teólogas feministas norteamericanas. Desde el inicio, busca cómo ampliar el lenguaje masculino, la visión tradicional patriarcal de Dios, a una expresión más femenina, más inclusiva. En su libro de 1992, She who is[9] Elizabeth explora la Trinidad y rescata el concepto antiguo femenina de Dios Sophía como Sophia-Padre, Sophía-Hijo y Sophía – Espíritu, este último como la manera de presentar un Dios más afín a la realidad de las mujeres.

Benedicto XVI en la Audiencia General del 1 de diciembre de 2010[10] celebra la vida de Juliana de Norwich. Recuerda su vida de anacoreta, sus experiencias místicas, sus escritos teológicos y su comparación del amor divino con el amor materno. Francisco declara venerable a sor Juana de la Cruz en 2015[11], dando así continuación a un proceso parado hace cuatro siglos. Citó sus momentos de éxtasis, sus dotes de predicadora y su labor como abadesa del monasterio de Cubas de la Sagra.

Las actuaciones de esas tres mujeres refutan la posición actual de la Iglesia católica de no aceptar a mujeres en roles de liderazgo[12], que se ha fundamentado en los discursos equivocados sobre su ser, como los de Agustín que afirmaba que, a las mujeres les caracterizaba la debilidad intelectual, por ser hombres con defectos en los ojos de Tomás de Aquino, y según la Congregación para la Doctrina de la Fe en Inter Insigniores del 1976, que las mujeres no pueden asumir el sacerdocio porque debe existir una “semejanza natural” entre Cristo y su ministro. Mejor mundo tendríamos si los “ministros” tuvieran los dotes excepcionales de sor Juana de la Cruz, Juliana de Norwich, Elizabeth Johnson y miles de hermanas más, teólogas, filósofas, predicadoras, maestras y servidoras dedicadas a un mundo más justo, con promover los derechos de las mujeres, la igualdad de género y la eliminación de todas las formas de violencia contra las mujeres y el desarrollo pleno de la persona.

Sheryl Ann Schneider Bogh
 Socia del Núcleo Mujeres y Teología
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[1] Marisa Vidal Collazo y Pepa Torres Pérez. Mujeres para una cronología, p 309 en Pilar Calle Humanes et al. Revuelta de las Mujeres en la Iglesia. Segunda edición, 2023. Madrid: La Imprenta.
[2] La fluidez sexual no es sinónimo de transexual ni bisexual, pues la fluidez es respuesta a la situación o el entorno en dónde se encuentra la persona. Es la capacidad de un individuo de reaccionar sexualmente y de manera flexible según las circunstancias. No es una condición permanente.
[3] Kevin Elphick, Madre Juana de la Cruz: ¿Una Santa Transgénero en la España del siglo XVI? https://santosqueer.blogspot.com/2014/05/madre-juana-de-la-cruz-una-santa.html. Consultada 19 octubre 2024
[4] Transcripción en castellano del siglo XVI de los sermones de Juana, tomados de Ronald E. Surtz, La guitarra de Dios; sexo, poder y autoridad en el mundo visionario de madre Juana de la Cruz. Philadelphia, EEUU: University of Pennsylvania Press, 1990, y citado por Kevin Elphick, op cit.
[5]Jesús Gómez López (2004) en “Juana de la Cruz (1481-1534) <<La Santa Juana>>: vida, obra, santidad y causa” describe en detalle la iglesia y el convento en Cubas construido por solicitud de la Virgen María de la Cruz en apariciones a Inés en 1449 y las reformas posteriores dirigidos por Juana de la Cruz. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=1180854 Visto 21 octubre 2024.
[6] Benedicto XVI. Juliana de Norwich. Audiencia General 1 diciembre 2010. Visto el 21 de octubre 2024 en https://www.vatican.va/content/benedict-xvi/es/audiences/2010/documents/hf_ben-xvi_aud_20101201.html
[7] Adelaide Baracco Colombo. “Cuando las mujeres hablan de Dios: La mística teológica de Juliana de Norwich”, pp 115 – 132 en Carmen Picó, (ed.), Resistencia y creatividad. Ayer hoy y mañana de las teologías feministas. Madrid: Editorial Verbo Divino, 2015.
[8] Op cit. P. 129.
[9] Elizabeth Johnson, La que es: el misterio de Dios en el discurso teológico feminista, (Herder y Herder, Crossroad, 1992, 2002)
[10] https://www.vatican.va/content/benedict-xvi/es/audiences/2010/documents/hf_ben-xvi_aud_20101201.html.
[11] https://www.religiondigital.org/vida-religiosa/Papa-declara-venerabe-Juana-Cruz_0_1666333385.html#:~:text=El%20papa%20Francisco%20ha%20reconocido,beatificaci%C3%B3n%2C%20inform%C3%B3%20hoy%20el%20Vaticano.
[12] https://www.americamagazine.org/politics-society/2024/11/21/harris-misogyny-catholic-church-249316?utm_source=piano&utm_medium=email&utm_campaign=2928&pnespid=vOlqCjVOaKERxOTKpG7kAYmF7kKpU5FlILK5n_llvxlmg_TiN0.nIFm.24mIlo2yBqvLOIla

miércoles, 5 de febrero de 2025

HABLAR DE LO COTIDIANO

En esta oportunidad quisiera compartir, no una fecha conmemorativa que pone de relieve algún acontecimiento significativo, sino un tema que, en principio, no parece relevante, pero que ocupa la mayor parte de nuestro tiempo: la experiencia de la cotidianidad. Hablar de lo que vivimos todos los días y que, a pesar de que parecen vivencias repetidas, podemos descubrir en ellas novedad, significado y sentido para nuestra vida. Lo aprendí con Margarita Saldaña, laica consagrada de las Hnas. de Carlos de Foucault que me compartió estas reflexiones. Estas son algunas notas tomadas personalmente.

La rutina, repetición, costumbre, está constantemente presente en la estructura propia de la vida.  Pero una cosa es la inercia, vacía de sentido y otra, la rutina que me permite ahorro de energía, tener un camino trazado y que me posibilita cuidar la vida. Podemos preguntarnos: ¿yo deambulo por la inercia… o voy habitando la rutina, dando sentido a lo de cada día?

El misterio del ser humano solo se esclarece en el misterio de la persona de Jesús de Nazaret. Jesús asumió la vida humana. ¿Qué experiencia ha hecho Jesús de la vida cotidiana? “Bajó con ellos y vino a Nazaret y vivía sujeto a ellos” Lc 2, 45. Aún tenemos, en la memoria reciente, los acontecimientos de la pasada Navidad.

¿Cómo nos acercamos a Nazaret? En Nazaret no pasa nada. Para Jesús no es nada más que una preparación para lo que luego será su vida de predicador del reino. Jesús supo enraizarse en unas coordenadas concretas, propias de su cultura, su pueblo, sus costumbres. Nace en un lugar periférico, en una aldea insignificante, con una sociedad piramidal, donde se da la marginación de género, económica y religiosa. Jesús fue pobre, pero no el más pobre de los pobres, ya que tenía un oficio, tampoco fue marginado social, porque era varón, ni religioso, porque no era considerado impuro Jesús tiene un nombre y una genealogía. Una lengua y un nivel de formación como la de los pobres: aprende de su mamá, de las mujeres con las que comparte muchas tareas diarias, de la sinagoga, de su oficio. Tiene una forma de compromiso con el mundo: es laico, célibe, conoce bien la situación en la que viven las mujeres y se relaciona con naturalidad con ellas rompiendo algunos esquemas de la época. Tiene un ritmo de vida. Estas raíces son las que tejen la humanidad de Jesús y a partir de ellas hemos de preguntarnos qué nos dice Di*s[1]  del ser humano, del mundo, de nosotras mismas.

Claves teológicas para habitar la rutina:

  • La vida de Jesús no es un enigma histórico, es un misterio, un lugar donde Di*s se revela y salva. Necesitamos contemplar nuestra vida cotidiana en el espejo de la vida cotidiana de Jesús.  
  • La vida cotidiana como espacio público de revelación. En Jesús se va desdibujando la frontera entre lo sagrado y lo profano. Toda la vida de Jesús siempre ha sido pública. No hay datos que hablen de una vida oculta, pero hay momentos de su vida que ocultan lo que Jesús es. Teológicamente hablando, toda la vida de Jesús es oculta. También nuestra vida tiene rasgos ocultos de lo que en verdad somos cada una de nosotras. Y nunca llegamos a conocer tampoco a las otras en su totalidad.
  • La vida cotidiana como espacio teológico, donde se vive la misión. Es
    espacio de crecimiento, de discernimiento y de elección. Es tierra de misión. Nosotras las mujeres sabemos mucho de lo cotidiano, es nuestro espacio habitual. Pareciera que nos han dejado las tareas pequeñas, las que carecen, en tantas oportunidades, de relevancia. Pero es ahí, en lo cotidiano, donde hacemos historia liberadora para nosotras y para las otras mujeres. Podemos dar sentido y hondura a nuestro quehacer diario, estemos donde estemos, desde nuestras raíces, nuestra historia, nuestros aprendizajes, articulando novedad, construyendo y deconstruyendo a partir de nuestra mirada como mujeres en un tiempo y espacios concretos. Como Jesús en Nazaret, que supo leer en lo de cada día historia de sanación, historia de salvación.
  • Toda la vida de Jesús es salvadora, liberadora.  Las tareas cambian en nuestra vida, la misión es siempre la misma: instalar la liberación en los pequeños gestos de la vida diaria. Hacer Reino. La vida cotidiana como tierra de sororidad. La mesa de nuestra vida a la que pueden acercarse los y las vulnerables, los y las que sufren.
  • Lenguaje sacramental de la rutina habitada. Todo puede ser leído desde el Di*s liberador de Jesús. Nazaret, la densidad de lo cotidiano: un lugar de encuentro desde arriba y desde abajo. Un lugar de proceso y esperanza. Una tierra sagrada. Una manera de estar en el mundo transitando de la inercia a la rutina habitada. La vida cotidiana un espacio de verificación de la llamada y del envío a curar, a expulsar demonios, a ensanchar la mesa donde puedan sentarse todas las personas que buscan un mundo mejor.
María Jesús Laveda
Integrante Núcleo Mujeres y Teología



[1] Elisabeth Schüssler Fiorenza utiliza esta forma de referirse a la divinidad para expresarla, no en su forma masculina, sino permitiendo la inclusión de lo femenino, ya que Di*s no tiene género.

 

 

 

viernes, 24 de enero de 2025

Julia Esquivel


(1930-2019)
POETA, TEÓLOGA Y ACTIVISTA POR LOS DERECHOS HUMANOS



Conocí a Julia o Julita en la Resistencia de La Puya. Nunca hablé con ella, pero su sonrisa, su carisma, y su saber estar, a pesar de su avanzada edad y fragilidad, me transmitieron ternura, compromiso y alegría de vivir. Todavía la volví a ver en un acto acuerpando a las mujeres de Sepur Zarco. Poco después, falleció.

Su testimonio de vida y rebeldía continúan en quienes luchan por una Guatemala sin violencia, sin racismo y respetuosa de los derechos humanos.

Quienes le conocieron, dicen de ella que “era una mística con los pies en la tierra”. Se la podía ver en marchas y protestas denunciando las injusticias.

Se graduó de maestra de Educación Primaria Urbana y posteriormente realizó estudios de Teología Pastoral en el Seminario Bíblico de San José, Costa Rica, y en el Instituto Ecuménico de Bossey, Suiza. Fue una de las primeras religiosas que abrazó la Teología de la Liberación.

Como teóloga, poeta y escritora comprometida con su tiempo, nos dejó sus poemas y libros que animan a revelarse contra las injusticias y a denunciar los abusos de poder. Y nos anuncian la vida y la esperanza desde quienes sufren discriminación, racismo y violencias.

“...yo soy poseedora (que no posesa) de esa normalidad de mujer que rechaza y rechazará siempre el desorden constituido por los machos, todos ellos generales en potencia. Por todos esos que ponen la ley por encima de la vida; la institución, por encima de la humanidad; el proyecto personal por encima de la verdad; el miedo por encima del amor; la ambición por encima de la humildad. Pero tengo que admitirlo, yo soy una brasa encendida por el fuego de un gran amor” [1].

Exilio

Durante los años 70's en medio del conflicto armado interno, Julia Esquivel sufrió amenazas de muerte y tuvo que exilarse. Así, durante años viajó por el mundo llevando el testimonio del martirio de los pueblos de Guatemala. De ella dijo Luis Cardoza y Aragón: “Julia es testigo de la tragedia de Guatemala y es ejemplo de fidelidad, de lealtad y de bondad. Julia nos ha enseñado a llevar nuestra tierra en el corazón. Julia viaja por el mundo, y no sale de los evangelios ni tampoco de Guatemala[2]”.

Por último, Julia nos deja con sus palabras semillas de esperanza….

¡Podrán cortar todas las flores
pero siempre volverá la primavera,
FLORECERÁS GUATEMALA!


Contribución de Ainhoa Artetxe López[1]
Contribución de Ainhoa Artetxe López[3]


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[1] Fragmento del poema “Yo no soy una poseída” de Julia Esquivel, pp. 83-84 en Florecerás Guatemala. Ediciones CUPSA, México, 1989.
[2] José Argüello. “Julia Esquivel, Profetisa y mística”. Consultado el 21 enero 2025 en https://www.caratula.net/edicion-92-3/
[3] Nota: El diplomado Mujeres y Teología del Núcleo Mujeres y Teología incluyó en el segundo semestre de 2024 el curso Historia de las mujeres en las Américas. Como parte del trabajo final, las participantes compartieron relatos sobre mujeres que consideraban importantes en nuestra historia. En esta publicación se tiene el gusto de compartir el relato realizado por Ainhoa Artetxe López sobre Julia Esquivel.

lunes, 2 de diciembre de 2024

Tiempo de adviento, tiempo de esperanzar

     

http://www.haveagodtime.es/blog/2015/12/21/ave-maria/

 Adviento, tiempo de mujeres
Tiempo de alegrarse y esperar
Tiempo de búsqueda y sororidad
Tiempo de acoger y compartir
Tiempo de esperanza y resistencia
Tiempo de recoger y celebrar

Litúrgicamente, el adviento es un tiempo de preparación, espera, alegría y esperanza. Las lecturas bíblicas, durante cuatro semanas, presentan algunos personajes bien conocidos del calendario litúrgico: el profeta Isaías, el profeta Juan El Bautista y María de Nazaret. Sin embargo, la figura de María ocupa un lugar especial en el Adviento.

El relato de Lucas en los dos primeros capítulos del evangelio exalta dos figuras femeninas fundamentales: María y su prima Isabel, ambas pilastras de fe y resistencia. El sí de María al recibir el anuncio del ángel Gabriel, de que será la madre del Mesías, es un acto radical de valentía y una afirmación de su autonomía en un contexto patriarcal donde las mujeres no decidían por sí mismas. Isabel, por su parte, también es presentada con poder de decisión pues es ella quien pone nombre a Juan, rompiendo la tradición que reservaba ese derecho solamente al patriarca. No nos olvidemos de que en la Biblia “nombrar” es un acto de poder y posesión.

Las primeras comunidades cristianas releían las profecías de Isaías sobre la venida del Mesías a la luz de la persona y actuación de Jesús de Nazaret, el profeta del Reino de Dios, anunciado por El Bautista. De hecho, Lucas, al inicio de su evangelio, presenta a los dos niños: Juan y Jesús, destacando que, con la llegada de ellos “Dios visitó a su pueblo”, y así, los dones mesiánicos, sobre todo la paz y la justicia, pueden alcanzar a todas las personas.

Junto a la figura de la jovencita María encontramos a Isabel, la anciana, madre del Bautista, que fue agraciada con la maternidad a edad avanzada. Esas dos mujeres y los niños que habitan sus vientres son signos de un “nuevo tiempo”, lleno de esperanza y alegría para las personas empobrecidas, sobre todo para las mujeres, que esperaban ardientemente la venida del reinado amoroso de Di*s donde ellas serían definitivamente “contadas” e “incluidas”. Así se expresa María valientemente en el cántico del Magníficat (Lc 1,46-55) cuando se da cuenta de lo que está ocurriéndoles a ella y a Isabel.

Las imágenes de María e Isabel embarazadas, el útero joven y el útero anciano que se encuentran y vibran, lleva a rememorar el pasado y a actualizar el presente de las mujeres. La historia de las mujeres, igual que la de María e Isabel, está preñada de dolor y de lucha, de embarazos y partos difíciles, de sueños no alcanzados o interrumpidos, pero también de mucha consciencia, resistencia, articulación y sororidad. En otras palabras, el presente de las mujeres sigue grávido de audacia, rebeldía, tenacidad y esperanza porque el futuro ya está naciendo en pesebres y pañales ecofeministas inusitados, tejidos por la justicia de género, la equidad, la autonomía y la sororidad, compañeras inseparables de las mujeres.

Y aunque sabemos que todavía falta mucho para que, en la sociedad y en las iglesias y religiones, las promesas y utopías del adviento se transformen en realidad para las mujeres, queremos firmemente reafirmar la esperanza de que “tiempos nuevos” son posibles a partir de nuestro compromiso y nuestra lucha sororal. Nuestro adviento no es una espera ingenua y estéril. Son muchas las conquistas y logros que históricamente hemos adquirido y eso es un signo de que podemos seguir adelante con confianza y esperanza, aunque nos duela tanta violencia del poder patriarcal hacia nosotras.

María, en su adviento “Magnificado” proclama la justicia de Di*s, donde los poderosos son derribados y las personas humilladas levantadas; donde el poder y la opresión son reemplazados por la igualdad y la justicia. El adviento de Isabel, por su parte, muestra la fuerza de la sororidad entre las dos mujeres. A partir de su experiencia de mujer madura Isabel apoya a la joven María en su embarazo celebrando con ella la acción divina en sus historias de vida. No son dos figuras pasivas, sino que son actoras que desafían y anuncian una reconfiguración de las estructuras de poder, donde el protagonismo de las mujeres es fundamental. Igual que María, muchas mujeres hoy viven un protagonismo que abre puertas, caminos, sueños y derechos para otras tantas mujeres. A esto nombramos como “adviento femenino”. Que en este adviento cada una de nosotras pueda reavivar la esperanza de una vida de paz y justicia para todas las mujeres, sin ningún tipo de violencia, de discriminación ni de subordinación.

Alzira Munhoz
Integrante Núcleo Mujeres y Teología 


martes, 22 de octubre de 2024

Discernir, desaprender y entrar en comunión, desde el llamado de la Divina Sabiduría

En un mundo que anhela y espera una transformación, en medio de conflictos, explotaciones y sufrimiento global, los y las creyentes estamos llamadas a trabajar por el bienestar y justicia para todas y todos. De aquí que, la fe y las visiones religiosas y sociales, deban de ser articuladas de manera que, en vez de prejuicios y fundamentalismos, en cambio, sean las que inspiren visiones inclusivas, de esperanza y compromiso por la lucha de las justicias: sociales, de género y ecológicas, en todos los rincones de los continentes. Por lo tanto, es crucial escudriñar si las imágenes y comprensiones de Jesús, de la religión y de los seres humanos, inculcan prejuicios mentales heredados y asimilados o inspiran a trabajar por las justicias antes mencionadas.  

Solo imaginando un sistema diferente al patriarcal y construyéndolo en colaboración con el Universo, que palpita en esta dirección, podremos generar sociedades, grupos, movimientos y personas con corazones y mentes pospatriarcales, posandrocéntricas y posantropocéntricas. Para lo cual, es relevante construir visiones del mundo y de los seres humanos incluyentes, diferentes y respetuosos de las diferencias, pacíficos, amigas, hermanos, amantes de toda la comunidad viva del Planeta, así como liderazgos sin egos, que permitan toda existencia y toda forma de vida, sin imposiciones de ninguna clase.

En estos deseos de crear nuevos sistemas, con paradigmas de vida y formas de relacionarnos como especie humana y asumir la fuerza creativa por la vida desde las mujeres, muchos cuerpos sagrados, entre ellos: Carmen Bernabé Ubieta, Priscila Barredo y cada una de las ciento cuarenta y nueve mujeres y cinco varones participantes en las XXVII Jornadas Mujeres y Teología, tratamos el tema de interés mutuo, “los desafíos sociopolíticos y teológicos de las mujeres”, lo cual implicó volver sobre los estudios de género, así como hablar de la gran batalla que la derecha y ultraderecha están implementando en todos los estratos y redes sociales, que posiblemente tienen como propósito, imponer su “ideología de género” y con ello, crear confusión, división para descalificar los avances que las mujeres han realizado en temas vitales que afectan sus vidas.

Durante los diálogos y las intervenciones individuales, después de cada conferencia, las participantes compartían experiencias que develaban la violencia vivida en sus cuerpos o en los cuerpos físicos de otras mujeres. Carmen, ayudó a identificar, con argumentos fundamentales que, detrás de todas estas actitudes, posturas y comportamientos de violencia hacia los cuerpos de las mujeres, subyacen ciertos esquemas mentales, “desde los que muchos varones (no todos, mencionó) y también algunas mujeres, siguen pensando y entendiendo el mundo y cómo ordenar las funciones de cada sexo y las relaciones entre ellos. Esquemas mentales que construyen y ordenan el cuerpo sexuado femenino y masculino, atribuyéndoles funciones, lugares, comportamientos en el lugar social, en que desarrollan su existencia”[1], es lo que Mary Douglas llama los cuerpos físicos y los cuerpos sociales, al que Carmen añade, el cuerpo ideológico.

Pero, ¿a qué llama cuerpo ideológico?  El cuerpo ideológico, es el pensamiento de las sociedades patriarcales que justifica la subordinación de las mujeres y el trato violento a sus cuerpos. En él están incluidas la ciencia, la filosofía y la teología. Todas estas ciencias, aportan justificaciones y visiones del mundo y de los seres humanos, esquemas de ordenamiento que usa la sociedad y las legitima a través de narraciones, canciones, memes, discursos, metáforas; utilizan los recursos del biologicismo (la biología es el destino), la naturalización (algo es por naturaleza), el esencialismo (la plena realización de lo femenino),  la sacralización y teologización (se atribuye este ordenamiento de los diferentes papeles de género a la voluntad de Dios).  Esto es lo que constituye una “ideología de género” que niega el papel de la cultura y la historia; asimismo, se niegan a hablar de la violencia de género y han emprendido una cruzada por lo que llaman la “ideología de género”, la cual, nada tiene que ver con los análisis y estudios de género, mucho menos con los conocimientos y propuestas feministas.

Como ya anunciaba Elisabeth Schüssler Fiorenza, los fundamentalistas abrazan la ciencia moderna tecnológica, además del nacionalismo moderno, sin embargo, rechazan muchos de los valores políticos y éticos de la democracia, como los derechos humanos, el pluralismo religioso, la libertad de expresión, la igualdad de las mujeres, el pago igual por trabajo igual[2], entre otros. A pesar de sus diferencias ideológicas, los fundamentalistas, convergen en exigir con vehemencia la subordinación real y simbólica de las mujeres.

Al igual que el movimiento de Jesús del primer siglo, profetas y mensajeras de la Divina Sabiduría -Sophia, inspirados por la “visión de la basileia de la Sabiduría[3] que busca el bienestar para todas en el planeta global” y la liberación de todos los hombres y mujeres de todos los pueblos y de toda la vida que palpita en el Planeta, proponemos estilos alternativos de vida, donde, las mujeres, los grupos de personas que han sido excluidos de este sistema (por no adecuarse a la ideología androcéntrica patriarcal), y los territorios del planeta Tierra, sean reconocidos en su dignidad, sean valorados, escuchados y respetados.

Imagen: Sabiduría
Fuente: Alfredo, 23

     La Divina Sabiduría, sigue llamando hoy a las mujeres y los hombres de fe a desaprender toda ideología y práctica que no sea liberadora para las mujeres, ni el Planeta. Invita a quienes, bajo el discurso de “ideología de género” transmiten un discurso de odio hacia las mujeres, a cuestionar y cambiar sus creencias, a dialogar, debatir y escuchar los clamores de las mujeres. Solo así, podrán sentirse invitados a participar de la mesa común de la Divina Sabiduría, donde todos y todas cabemos.

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[1] Carmen Bernabé Ubieta, “A vueltas con el sexo-género: “la batalla cultural” de la ultraderecha, las “comunidades de resistencia y la teología, en XXVII Jornadas Mujeres y Teología, Guatemala, 21 de septiembre de 2024. [2] Elisabeth Schüssler Fiorenza, Recorriendo los caminos de la Sabiduría. Una interpretación feminista de la Biblia, en XIII Jornadas Mujeres y Teología, Guatemala, 26 y 27 de agosto de 2010 (13). [3] Proverbios 9:1-3. 5-6

Cinthia Méndez 
Integrante del Núcleo Mujeres y Teología

viernes, 13 de septiembre de 2024

Mujeres guatemaltecas y contexto político

 A propósitos de las XXVII Jornadas Mujeres y Teología de septiembre 2024, parece muy importante colocar algunas pinceladas o notas locales respecto a la participación de las mujeres en el ámbito social y político de Guatemala. Constatamos avances que se han dado en la visibilización de las mujeres en los espacios públicos; reconocer su protagonismo y participación en la política todavía sigue siendo una tarea pendiente.

La cultura política y electoral guatemalteca ha estado marcada por el clientelismo, la corrupción y la violencia, en la que los hombres han jugado un papel protagónico. Además, el modelo de democracia ha incluido básicamente a la participación masculina, sin tomar en cuenta la particular cosmovisión y el sentipensar de las mujeres.

En el ámbito de la vida pública, en los últimos años la participación política de las mujeres en Guatemala ha sido un tema relevante y ha experimentado avances significativos. Esto probablemente se relaciona con algunos factores influyentes desde el ámbito internacional. La agenda feminista y los pactos internacionales han servido como marco de referencia para los derechos políticos de las mujeres. La paridad se ha convertido en un horizonte importante para la democracia. Poco a poco las mujeres van conquistando espacios de paridad en los diferentes campos. Las leyes de cuotas en América Latina han sido una herramienta importante para garantizar la participación política de las mujeres. La igualdad de género desde una perspectiva intercultural también es relevante. Las reformas electorales, como la paridad, buscan mejorar la representación femenina.

En Guatemala, en las elecciones generales de 2015, hubo una coyuntura de crisis política e institucional. Las mujeres han participado como candidatas y han ocupado cargos en el Ejecutivo y el Congreso Nacional. La participación política femenina también se ha extendido al poder local y ha incluido a mujeres indígenas. En opinión de algunas personas, la participación de Thelma Aldana, ex fiscal general de la nación fue una oportunidad fallida.

Mujeres con nombre propio

A pesar de los desafíos, las mujeres han demostrado su capacidad para liderar y contribuir al desarrollo de Guatemala. Recientemente la población aplaudió con gran alegría y orgullo el triunfo de Adriana Ruano la ganadora de una medalla de oro olímpica. Primera mujer en obtener una distinción Olímpica de ese calibre.

Las mujeres han logrado destacar en roles de liderazgo en diversos ámbitos. Aquí hay algunos ejemplos: Ruth Torres: Ingeniera y directiva de Bac Credomatic. Según datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Guatemala ocupa el octavo lugar en liderazgo a nivel mundial 1 . Ana de Jesús Ulloa: directora ejecutiva de Zima Investments. Sofía Castillo: Cofundadora de Core Code, reconocida con el premio Mujer Líder Transformadora en Innovación y Excelencia de INCAE Business School. Stephanie Melvill: Presidenta de la empresa Progreso. Connie Beneitez de Paiz: Directora ejecutiva de Panifresh 2 .

Representación en el Congreso y otros cargos políticos

En la actualidad, la mujer se ha convertido en un bastión importante para la democracia, prueba de ello que en el Congreso de la República figuran 33 mujeres diputadas, de las cuales, dos parlamentarias, integran la Junta Directiva 2024-2025, con los cargos de Primera secretaria y Quinta secretaria.

En la Administración Bernardo Arévalo y Karin Herrera, es el binomio hombre mujer en la presidencia de la república, con más popularidad y generador de una esperanza de cambio hacia algo nuevo y mejor. Se destaca en la vicepresidente Herrera su solidad formación intelectual y su gran experiencia en el espacio académico. También es importante destacar la inclusión de siete mujeres en cargos políticos. Estas profesionales están al servicio de la población y se han comprometido con los valores y principios expuestos durante la campaña.

Mujeres indígenas y afrodescendientes en la política

En Guatemala, las mujeres indígenas y afrodescendientes han estado luchando por la igualdad y el reconocimiento en la esfera política. La ganadora del premio Nobel de la Paz Rigoberta Menchú encabeza esa lista de mujeres indígenas de gran notoriedad pública. Menos conocida en ámbitos públicos, pero igualmente relevante por su participación en CONAVIGUA, como viuda luchadora por la justicia y la paz en Guatemala, es Rosalina Tuyuc.

Otros ejemplos más recientes son: Juana Sales Morales: Lideresa indígena guatemalteca, es una de las lideresas del Movimiento de Mujeres Indígenas Tz’ununija’, que reúne a 85 organizaciones. Participó en el Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York 3 . Gloria Núñez: Destacada líder garífuna que ha dedicado su vida a empoderar a las jóvenes garífunas para que asuman el liderazgo 4 . A pesar de estos avances, la representación de mujeres indígenas y afrodescendientes en cargos políticos sigue siendo limitada en Guatemala.

Podríamos seguir anotando nombres y diferentes frentes de lucha. Pero no pretendemos una exhaustiva investigación sino, tal y como anotamos al inicio, son solos pinceladas de las protagonistas locales. Con estas reseñas nos disponemos a escuchar atentamente las lúcidas y solidas reflexiones sobre la participación política de las mujeres, de Carmen Bernabé Ubieta y Priscila Barredo Panti. Dos estudiosas, investigadoras que nos iluminan con sus reflexiones en las XXVII Jornadas de Mujeres y Teología en la edición 2024.

Sean todas bienvenidas

                                                    Juana Sales Morales



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1 https://lahora.gt/nacionales/la-hora/2023/03/08/mujeres-lideres-guatemala-ocupa-el-octavo-puesto-en-liderazgo-femenino/

2 https://centranews.com.gt/aprende-sobre-guatemala/27-guatemaltecas-en-la-lista-de-las-100-mujeres-poderosas-de-centroamerica-2024/

3 https://news.un.org/es/interview/2024/05/1529406

4 Idem.

María Concepción Vallecillo