___________________
Comenzamos otra cuaresma y debemos pensar cuál será
nuestra penitencia o ayuno este año: ¿Nos restringiremos algún alimento, o
fumar, o el café, o las salidas con amigos/as? ¿Visitaremos enfermos, ancianos,
huérfanos? ¿Apoyaremos alguna institución benéfica con dinero o con nuestro
tiempo?
En esta época no puedo dejar de pensar en las
personas guatemaltecas que viven en perenne penitencia y ayuno. Según el Índice
de Pobreza Multidimensional de Guatemala, publicado en diciembre de 2018[1],
el 60% de guatemaltecos viven en pobreza multidimensional, o sea que viven con
privaciones en el 30% o más de los indicadores utilizados en el estudio. Es
decir, que 6 de cada 10 guatemaltecos apenas cubren sus necesidades de
alimentación o ni siquiera eso. Y no olvidemos los factores que agudizan la
pobreza: ser mujer, ser indígena, ser persona con discapacidad, vivir en un
área rural lejana o vivir en un área urbana roja, etc.
En el primer domingo de cuaresma, la liturgia de la
Palabra trata el tema de las tentaciones de Jesús antes de iniciar su vida
pública. Yo diría que, aquí en Guatemala, las tentaciones más frecuentes a
nivel social son la avaricia, la indiferencia y la falta de solidaridad. Por
eso quienes tienen poder político o económico caen tan fácilmente en las redes
de la corrupción. No hay otra explicación para que este país tenga en el
abandono a más de la mitad de su población.
El miedo es generador de grandes tentaciones.
Nuestros miedos nos marcan, nos dominan, nos tornan agresivas/os. No es el odio
el antónimo del amor; es el miedo. Es por miedo que quienes ostentan el poder
recelan y agreden, por miedo a los poderes de los y las otras. Es su
inseguridad la que los hace lastimar, humillar, rebajar. Y mientras más capaz,
más segura y más madura la otra persona, más amenazados se sienten y más
necesidad tienen de acabar con la amenaza.
Tristemente, a nivel social y político esto ha
causado que en Guatemala los gobiernos no inviertan como se debe en educación,
no sea que la población aprenda a ser crítica y a tomar buenas decisiones.
¡Grave peligro para la corrupción y la impunidad! Ya vemos cómo el nuevo
gobierno está demostrando que tiene miedo a las ongs, porque están formando a
la población, ayudando a generar consciencia, autodeterminación y ciudadanía.
Sobre todo porque el mayor trabajo se ha venido realizando entre la población
más vulnerable, discriminando positivamente a sectores de población indígena y
mujeres. Este trabajo de hormiga podría llegar a transformar la sociedad
guatemalteca, ¡qué peligroso para quienes quieren seguir aprovechándose de una
población ignorante y manipulable!
A otro nivel, también en las instituciones sucede
que autoridades inseguras prefieren deshacerse del personal competente, no sea
que les pongan en evidencia. Por supuesto, se sienten más cómodas rodeadas de
soba-levas sigue-órdenes que de personal capaz y proactivo que aporte buenas
ideas y rete su capacidad de reconocer y adaptarse a los signos de los tiempos.
El miedo y la inseguridad de las personas corruptas e incapaces que llegan a
posiciones de poder ¡causan tantos estragos!
Con demasiada frecuencia las mujeres recibimos
ataques que son consecuencia del miedo a nuestras capacidades, a nuestras
voces, a nuestros argumentos, a nuestra sensibilidad. En nuestras historias de
vida fácilmente nos encontramos en situaciones así, porque en las sociedades
patriarcales, a mayor superación de las mujeres, ya sea a nivel personal o
profesional, en vez de recibir recompensas recibimos más palo, pues crece el
recelo y el miedo en los hombres. Y entonces se despierta en nosotras también
el miedo; y la tentación es a rendirnos, retroceder, caer de nuevo bajo la
dominación, reprimirnos y auto-anularnos.
¡Pero no! No debemos caer en esa
tentación, ¡Dios no lo permita! La victoria de Jesús sobre las tentaciones en
el desierto fue como su “rito de iniciación”, con el cual quedó acreditado para
iniciar con fuerza su misión: su predicación y su testimonio sobre el Reino,
fiel a la Voluntad Divina hasta la muerte en cruz. Cada victoria sobre nuestras
tentaciones de indiferencia, insolidaridad o de rendirnos al miedo nos va
preparando, como a Jesús, para trabajar con más fuerza y empeño en nuestra
misión de construir Reino aquí y ahora, hasta las últimas consecuencias.
Al final de cuentas, la gran tentación es la de
olvidarnos de la Shekinah, olvidarnos de que la Ruah no
nos abandona cuando tenemos actitud de escuchar humildemente Su Voz[2] y actuar en consecuencia. Ruego que,
en esta cuaresma 2020, nuestras penitencias y oraciones nos conduzcan a prestar
más atención a esa Voz y a renovar nuestras fuerzas para vencer las tentaciones
que se nos presenten, y así llevar a feliz término el trabajo que la Sabiduría
nos tiene programado para este año.
Escrito por Regina Castañeda. Ingeniera Química Industrial y estudiante de Teología
[2] Uso “Su Voz” y no “Su Palabra” porque la
Sabiduría Divina la encontramos tanto en las Sagradas Escrituras como en la
realidad de la vida, cualquiera sea el contexto en el que nos encontremos,
siempre que prestemos atención conscientemente, con corazón y mente bien
dispuestos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario