jueves, 1 de junio de 2017

NUESTRAS REFLEXIONES


Espacio de promoción y reflexión teológica feminista       mayo 2017

Liberando el texto

Una relectura bíblica del relato de la creación humana

Por Lilian Vega






Este mes integramos a nuestras reflexiones la relectura bíblica como método de la hermenéutica, que pretende liberar al texto de las interpretaciones que interfieren en el propósito de Dios, aquellas que han intervenido tanto nuestros pensamientos como nuestra manera de actuar. 

Necesitamos conocer la hermenéutica, o sea la interpretación de los textos con los lentes de mujeres, de migrantes, de personas discapacitadas, entre otras. Lentes que nos lleven a las teologías contextuales. Entonces podemos cuestionar al texto, también sospechar  cuando aparecen incongruencias, porque vulneran la vida de las mujeres a través de las interpretaciones androcéntricas.
Cabe mencionar que las culturas desde la antigüedad han narrado la historia de la creación humana en diversas formas e imágenes. Así, en el Popol Vuh, libro sagrado de la cultura maya, la creación humana a partir del intento con diferentes materiales, entre estos el maíz. En la Biblia es narrada la historia de los orígenes de la humanidad desde un proceso alfarero-quirúrgico, moldeando y acomodando la tierra o barro adamah (en hebreo tierra fértil).

A continuación compartimos los textos del estudio: Génesis 1:27; 2:18, 20-23; I Timoteo. 2:12-13.

En la Biblia se encuentra en el Génesis, en el primer capítulo la narración de la historia de la creación humana: varón y mujer hechos a “imagen y semejanza de Dios” (1:27). Y en el segundo capítulo hay otra narración de la creación humana  con imágenes y las expresiones: “ayuda idónea”, la mujer formada de la “costilla” de Adán, también “carne de mi carne, hueso de mis huesos”(2:20-23). Las dos narraciones  contienen un mensaje que fundamenta la vida y el señorío sobre lo creado, en condiciones de igualdad.
Debemos detener la atención al segundo relato, el que menciona varias expresiones, lo enfatizamos porque el sentido de su comprensión interpretativa es el que aparece en textos a partir del apóstol Pablo en el Nuevo Testamento. Escritos  así:
Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio. Porque Adán fue formado primero, después Eva; Ti. 2:12-13ª.
 El apóstol formula instrucciones restrictivas hacia la mujer y las sustenta aludiendo el origen, y les imprime la categoría, es decir establece orden de jerarquía.
 Este  texto ha generado  implicaciones indeseables dentro del cristianismo hasta nuestros días, por la interpretación contaminada del patriarcado y del androcentrismo que imperaba.

Por eso mismo, reconocemos como realidad que existen personas que aceptan la desvalorización de las mujeres creyendo que la Biblia es sustentadora de dicho razonamiento; sitúan directamente la imagen del relato de la creación en que la mujer es sacada de la costilla de Adán, como el acto que marca su inferioridad.  Además nuestra sociedad ha admitido conceptos erróneos desde este relato mítico-religioso,  que avalan la violencia en muchos hogares, desde rasguños hasta la muerte. Es más, el maltrato a las mujeres prolifera como algo natural.

¿Cómo se ha leído el texto bíblico?

El relato en mención se ha leído de una forma superficial, literalista, en donde no se llega a comprender el mensaje de Dios. El cual fue intervenido por la cultura y la filosofía griega, luego asimilado por los padres de la Iglesia, quienes influyeron en Pablo. Esto ha sido determinante para establecer un sistema patriarcal, de dominio y opresión. En donde al varón se le ha considerado como “cabeza” y la mujer queda en inferioridad, discriminada o invisibilizada. Con esa lectura  superficial del relato, solo tomaron las formas e imágenes, y priorizaron el aparecimiento de las mismas, pero no atendieron el valor y  la significación.

Propuesta de relectura bíblica

Es preciso acercarnos al texto sin velos, sin prejuicios, sin ataduras y sentirnos en libertad para cuestionarlo abiertamente. Podemos preguntarnos ¿Desde cuáles lentes o esquemas se lee el texto? Cabe señalar la apropiación de  los lentes de la justicia, de la misericordia, para entrar en comunicación con el texto. Necesitamos liberar la palabra, reivindicarla, para que el mensaje ilumine la voluntad de Dios.  En una palabra: despatriarcalizarlo.

Por lo tanto,  debemos rescatar del relato mítico la existencia de símbolos que marcan el evento. Además, reconocer que el mito nos conecta con lo sagrado, con lo religioso. En este caso el mito interviene en la explicación del relato del origen de la humanidad, sobre una historia verdadera, porque somos parte de la misma, porque se fundamenta desde la imagen y semejanza de Dios, cuya representación simbólica humana está en Eva y Adán, sin importar el orden de aparición.

Así podemos comprender que la historia de la creación humana está escrita en dos momentos, diferentes fuentes y culturas. El relato primero, corresponde a la fuente sacerdotal, que data esta del período exílico e inmediatamente post-exílico, s. VI-V a. C.  Solo analizamos 1:27: Cuando Dios creó  al  hombre, lo creó a su imagen; varón y mujer los creó.

El segundo relato, más antiguo que el primero de Gn. 1:27, fue escrito probablemente de los siglos X-IX a. de C, en el reino del sur, en Judá. Pertenece a la fuente Yahvista; utiliza el nombre de Yahveh o Jahveh para referirse a Dios, y se caracteriza por una teología que presenta a un Dios cercano a las realidades humanas, en un estilo muy popular. Solo analizamos: Génesis 2:18,20-23.
 18Luego Dios el Señor dijo: “No es bueno que el hombre esté solo. Voy a hacerle ayuda adecuada.” 20Así el hombre fue poniéndoles nombre a todos los animales domésticos, a todas las aves del cielo y a todos los animales del campo. Sin embargo, no se encontró entre ellos la ayuda adecuada para el hombre. 21Entonces Dios el Señor hizo que el hombre cayera en un sueño profundo y, mientras éste dormía, le sacó una costilla y le cerró la herida. 22De la costilla que le había quitado al hombre, Dios el Señor hizo una mujer y se la presentó al hombre, 23el cual exclamó: “Ésta sí es hueso de mis huesos y carne de mi carne. Se llamará “mujer” porque del hombre fue sacada”.

Cuando nos acercamos al término “idónea” o “adecuada”, en Gn. 2:18, señala González y Maldonado (2003), “literalmente quiere decir “como enfrente de él”, que se refiere a la imagen que se refleja en un espejo”. Se comprende que los animales no calificaron por no ser semejantes a Adán. Eva se encuentra al igual a Adán a la imagen de Dios. Esto se afirma en Gn 3:26, sobre la potestad que tienen en común, como creación humana. Podemos comprender que no existe rasgo alguno sobre la idea de jerarquización.

Lo que expone el relato segundo es una explicación detallada y coloquial, adornada con figuras que faciliten la percepción de la artesanía humana. Se instala en la tierra el origen de representación humana, la especie homo sapiens, el género humano.

También expone la llamada “ayuda idónea”,  hacia el respeto y dignidad. Para comprender la trascendencia del término “costilla” en su significación de vida (Gómez-Acebo, 1999)[1].  Además, que hagamos de la expresión “carne de mi carne y hueso de mis huesos”, el reconocimiento de una sola naturaleza.  En donde se comprendan las diferencias,  dignificándolas.

Por eso proponemos la resignificación del mito y que desde este relato cambiemos paradigmas patriarcales hacia consensos por la igualdad de oportunidades. Necesitamos hacer una relectura bíblica que comprenda las diferentes expresiones y significación para absorber el mensaje de Dios, genuino. Por último, que la humanidad, imagen y semejanza del Dios justo, del Dios de la vida, pueda corresponder a dicha asignación. Que la relectura bíblica nos llene con el soplo de la Ruah, para captar en nuestro contexto el reinado de Dios. 



Bibliografía
Gómez-Acebo, Isabel. En clave de mujer…Relectura del Génesis. Bilbao: Desclée de Brouwer, 1999.
González, Justo L. y Zaida Maldonado Pérez. Introducción a la Teología. Nashville: Abingdon Press. 2003.
Biblia nueva generación. Nueva versión Internacional 1999. Por la Sociedad Bíblica Internacional. Florida.         



[1] “La palabra hebrea sela es la versión semítica de un vocablo sumerio ti, que tiene dos acepciones: costilla y vida”. Hay un juego de palabras en esto, que viene a ser señora de la costilla o señora de la vida y que hace vivir”.